miércoles, 31 de octubre de 2007
Interaction con Asere's Generation
Gracias, aseres, por la publicación.
Ivis.
La muerte
Hay que ver cómo adornamos la vida con artificios, cosas intrascendentes, todo con tal de no darnos cuenta de la esencia, esas deudas de amor que contrajimos desde la cuna (somos el resultado de los besos de toda esa gente buena que olvidamos). Y no hay culpa en este hecho de olvidar, así está escrito: cada beso del mundo será devuelto a otra persona, y cada bofetada. Es pura matemática.
lunes, 29 de octubre de 2007
Como barco que se hunde
domingo, 28 de octubre de 2007
Mercadillo dominical: viaje al mundo del chupa chups
jueves, 25 de octubre de 2007
Louis Armstrong - When the saints go marching in
No encontré la canción que aquí se cita, pero encontré esta otra que está bien marchosa. Ah, cuánto daría por estar ahora en París junto a una chimenea fumando (no fumo, pero se me antoja emocionante y hablando un poco de mierda intelectual). Claro que todo eso lo puedo hacer aquí (qué otra cosa sino estoy haciendo ahora) pero no es lo mismo.
Ah, la bohéme!
Capítulo 13 Rayuela
Envuelto en humo Ronald largaba disco tras disco casi sin molestarse en averiguar las preferencias ajenas, y de cuando en cuando Babs se levantaba del suelo y se ponía también a hurgar en las pilas de viejos discos de 78, elegía cinco o seis y los dejaba sobre la mesa al alcance de Ronald que se echaba hacia adelante y acariciaba a Babs que se retorcía riendo y se sentaba en sus rodillas, apenas un momento porque Ronald quería estar tranquilo para escuchar Don`t play me cheap.
Satchmo cantaba
Don`t you play me cheap
Because I look so meek.
y Babs se retorcía en las rodillas de Ronald, excitada por la manera de cantar de Satchmo, el tema era lo bastante vulgar para permitirse libertades que Ronald no le hubiera consentido cuando Satchmo cantaba Yellow Dog Blues, y porque en el aliento que Ronald le estaba echando en la nuca había una mezcla de vodka y sauerkraut que titilaba espantosamente a Babs. Desde su altísimo punto de mira, en una especie de admirable pirámide de humo y música y vodka y sauerkraut y manos de Ronald permitiéndose excursiones y contramarchas, Babs condescendía a mirar hacia abajo por entre los párpados entornados y veía a Oliveira en el suelo, la espalda apoyada en la pared contra la piel esquimal, fumando y ya perdidamente borracho, con una cara sudamericana resentida y amarga donde la boca sonreía a veces entre pitada y pitada, los labios de Oliveira que Babs había deseado alguna vez (no ahora) se curvaban apenas mientras el resto de la cara estaba como lavado y ausente. Por más que le gustara el jazz Oliveira nunca entraría en el juego como Ronald, para él sería bueno o malo, hot o cool, blanco o negro, antiguo o moderno, Chicago o New Orleans, nunca el jazz, nunca eso que ahora eran Satchmo, Ronald y Babs, Baby don`t you play me cheap because I look so meek, y después la llamarada de la trompeta, el falo amarillo rompiendo el aire y gozando con avances y retrocesos y hacia el final tres notas ascendentes, hipnóticamente de oro puro, una perfecta pausa donde todo el swing del mundo palpitaba en un instante intolerable, y entonces la eyaculación de un sobreagudo resbalando y cayendo como un cohete en la noche sexual, la mano de Ronald acariciando el cuello de Babs y la crepitación de la púa mientras el disco seguía girando y el silencio que había en toda música verdadera se desarrimaba lentamente de las paredes, salía de debajo del diván, se despegaba como labios o capullos.
-Ça alors –dijo Etienne.
-Sí, la gran época de Armstrong –dijo Ronald, examinando la pila de discos que había elegido Babs-. Como el período del gigantismo en Picasso, si quieres. Ahora están los dos hechos unos cerdos. Pensar que los médicos inventan curas de rejuvenecimiento... Nos van a seguir jodiendo otros veinte años, verás.
-A nosotros no –dijo Etienne-. Nosotros ya les hemos pegado un tiro en el momento justo, y ojalá me lo peguen a mí cuando sea la hora.
-La hora justa, casi nada pedís, pibe –dijo Oliveira, bostezando-. Pero es cierto que ya les pegamos el tiro de gracia. Con una rosa en vez de una bala, por decirlo así. Lo que sigue es costumbre y papel carbónico, pensar que Armstrong ha ido ahora por primera vez a Buenos Aires, no te podés imaginar los miles de cretinos convencidos de que estaban escuchando algo del otro mundo, y Satchmo con más trucos que un boxeador viejo, esquivando el bulto, cansado y monetizado y sin importarle un pito lo que hace, pura rutina, mientras algunos amigos que estimo y que hace veinte años se tapaban las orejas si les ponías Mabogancy Hall Stomp, ahora pagan qué sé yo cuántos mangos la platea para oír esos refritos. Claro que mi país es puro refrito, hay que decirlo con todo cariño.
-Empezando por ti –dijo Perico detrás de un diccionario-. Aquí has venido siguiendo el molde de tus connacionales que se largaban a París para hacer su educación sentimental. Por lo menos en España eso se aprende en el burdel y en los toros, coño.
-Y en la condesa de Pardo Bazán –dijo Oliveira, bostezando de nuevo-. Por lo demás tenés bastante razón, pibe. Yo en realidad donde debería estar es jugando al truco con Traveler. Verdad que no lo conocés. No conocés nada de todo eso. ¿Para qué hablar?
miércoles, 24 de octubre de 2007
martes, 23 de octubre de 2007
Maria del Mar Bonet - La Balanguera
Este es el himno de Mallorca y esta es otra voz que me gusta mucho. El teatro es precioso, por cierto, debe ser el Liceu de la Musica de Barcelona
lunes, 22 de octubre de 2007
Teléfonos que lloran (cuento viejo)
- Cariño, vas a tener que seguir sola hasta la casa.
- ¿Qué pasó?
- Parece que hubo un accidente en las afueras... me preocupa cómo vas a seguir tú sola con tanto peso, esas bolsas pesan mucho.
- No te preocupes, vete tranquilo, un beso.
Aquella fue la última vez. Mientras caminaba de regreso a nuestra casa miré hacia atrás, pero no vi tu cara, lo único que alcancé a ver fue la ambulancia que se tragó tu cuerpo.
No me dijiste que el viaje era tan largo, de haberlo sabido no te hubiera dejado ir.
No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no. ¡nooooooooooooooooo!
Te he negado 29 veces, la edad que tienes, que siempre tendrás.
Te he quitado 29 años, te he devuelto a tu estado embrionario. Así no le haces daño a nadie, ni siquiera a tu madre.
Siempre supe que nuestro final iba a ser trágico, todo a mi alrededor me lo indicaba, era demasiado placer, demasiado dolor. Los grandes amores terminan de golpe, y duran toda la vida, el nuestro era enorme, es enorme.
Vengo subiendo por las escalerillas del aeropuerto, no te veo, te busco, sé que estás ahí, pero no te encuentro, escucho tu voz en el teléfono móvil, estamos perdidos, estamos ¿dónde?
– No sé, pone A-4.
– Camina hacia tu derecha, no, mejor dicho, hacia tu izquierda.
Camino, camino, miro, se me van los ojos hacia el horizonte de maletas, abrazos, despedidas. Subo, bajo escaleras, oteo, husmeo, me pego a los cristales, sé que estás ahí, en alguna parte de este laberinto de cristal, puedo predecirte, puedo hasta olerte, tanto te deseo...
He esperado ansiosa este momento, cinco meses, se dice fácil, se escribe igual, peor son los que esperan muchos años... al diablo con los que esperan muchos años, allá ellos, yo te necesito ahora, te necesité desde el primer momento.
Ahora corro para ganar tiempo, no sea que te alejes en otra dirección, estoy perdida, y para colmo el teléfono tuyo está apagado, ¿cómo se te ocurre en un momento así? Vuelvo a mirar a través de los cristales, los aeropuertos sólo sirven para generar ansiedad. Nada por aquí. Una escalera eléctrica, voy a tomarla, pero, ¿qué veo? ¿Eres tú? No lo puedo creer, estás tan diferente, cinco meses y estás tan diferente... esa ropa... no es tu estilo, bueno, qué se le va a hacer. Me parece increíble, y sin embargo te acercas cada vez más y yo no echo a correr porque las piernas me tiemblan, pero quiero abrazarte. Entonces, por fin, despego vuelo hacia el calor acostumbrado de tus brazos, todo me da vueltas, ¿qué es esto, Dios mío?, ¿ya estoy aquí contigo? ¿Y dónde están los fuegos de artificio, la banda de música, el sonido de tu corazón?
Me asusta este silencio sepulcral, me asusta no reconocerme en la escena tal y como me soñé hasta el infinito. Me asusta el hecho de que hayamos cambiado tanto que ya no seamos los mismos, me asustas tú, con esa melena y esa seguridad que antes no te conocía.
Pero te miro y no puedo evitar arder en deseos de abrazarte, si eres una frustración, qué bien lo disimulas.
Son las ocho menos cuarto en la Habana, Cuba, y suena el teléfono; eres tú ¿eres tú? Me despierto sonriente, ese teléfono me devuelve el aliento a cada rato, lo miro, incrédula cuando dejo de oír tu voz, lo miro, como si pudiera devolverme tu presencia, y lloro de alegría, por poder escucharte, y de tristeza por no poder hacerlo más. "La próxima vez voy a grabarte", me prometo, pero luego lo pienso mejor y desisto; nada puede compararse con la realidad, el resto es un espejismo que me invento cada día para sobrevivir hasta nuestro reencuentro. Aún sostengo en mi mano el auricular viejo y pesado, y lo golpeo contra la cama con rabia, quiero morderlo, pero no me cabe en la boca, es demasiado grande. Lo araño con los dientes, imagino que eres tú detrás de los sucios agujeros y lo beso... pero sabes a hierro, a sangre, hueles a cerumen, en fin que no eres tú.
Y pensar que hace solo un momento estabas ahí, hablándome de algo que ahora no recuerdo, solamente tu voz permanece en mi memoria, como la persistencia de la luz en la retina, su eco sobrevive al paso del tiempo como una reproductora particular.
- ¿qué ropa tienes puesta?
- estoy desnuda.
- ¿desnuda? ¿y... dónde estás?
- sobre la cama.
Te siento suspirar, suspiro yo, y puedo sentir el calor de tu respiración a ocho mil kilómetros de distancia. Soy una oreja que absorbe una voz, que se la traga, todo mi cuerpo en función de escucharte. Sé que me deseas tanto como yo, pero tengo mis dudas: no sé si seré capaz de esperarte mucho tiempo más, ya son cuatro meses, cuatro meses y ninguna esperanza de volver a verte. Creo que desfallezco, mi cuerpo se marchita entre estas paredes, me miro al espejo y sé que no soy yo, que hay un monstruo en mi lugar, un monstruo deforme, cada vez más hinchado, un inmenso sapo que se alimenta de esperanzas, como todos los de su especie.
“De vez en cuando la vida/ nos gasta una broma/ y nos despertamos sin saber qué pasa/ chupando un palo sentados/ sobre una calabaza". Es mi canción favorita por estos días. ¿En qué siglo estoy? ¿Amanecerá?
Este paisaje no es el mío, este mar tampoco. No hay cangrejos en la noche, no hay mosquitos, todo es tan artificial, qué pena. Debe ser por eso que le llaman "el viejo continente", tan erosionado ya, tan hecho polvo el viejecillo, que ni su mar tiene olas. Es un mar tan muerto como la bragueta de un anciano. Yo caminaba en las noches por mi isla, por la orilla del mar, y era una fiesta. Las olas no perdonan en mi isla, y la brisa no deja pie en tierra. Es una brisa traviesa: juega a despeinar la arena. Y el salitre lo corroe todo, y todo es susceptible de corroerse... aquí todo es de plástico, no hay magia, no hay esencia.
Sigo sobre la cama, hace frío, no quiero despertar. Un teléfono suena, no me importa. No quiero escuchar otro sonido que el del viento contra la ventana, no quiero ver otra luz que la que se cuela por los agujeros del cortinaje, ni respirar otro aire que el que conserva aún tu olor. Quiero morir en este cuarto donde nadie me ve, al lado tuyo.
Sé que estás aquí, te he visto llegar y acostarte a mi lado. No dormía, aunque tuviera los ojos cerrados. Te he sentido colarte debajo de las sábanas para descansar, pero no descanses hoy, por favor, y bésame. Me he puesto la ropa interior que te gusta, ¿ves? Así, abrázame, no me sueltes nunca, mi ángel, mi dueño. Haz de mí lo que quieras, ahora soy tu esclava.
Me besas, te beso… con saña, como si quisiera absorber tu energía, un beso desgarrador y tierno como el beso de la muerte. Ahora estoy encima de ti, es todo lo que deseaba, y no me da pena decírtelo, contigo nada me avergüenza, estoy encima de ti y estoy ardiendo, tú sabes cómo hacerme enloquecer. Sabes bien que si me tomas por la cintura pronto empezaré a hacer aguas como un barco malherido, por eso me envuelves con tus brazos de árbol fuerte, y yo me siento como un insecto que ha quedado atrapado entre tus ramas. Eres el árbol que me da comida y abrigo, y yo soy una hormiga enamorada. No sé cómo es el mundo fuera de ti ni me interesa. Me aferro a tu osamenta con todo mi esqueleto, mis manos y pies no son extremidades suficientes para retenerte, por eso me invento nuevos mecanismos; la boca, por ejemplo, está prendida de tu pezón izquierdo, y aunque sé que querías demorarlo me he atado la pelvis a tu falo con una llave inglesa. Ahora sí copulamos como insectos, rompiéndonos la piel por el deseo. Ángel mío, señor mío, colúmpiame aunque ésta sea la última vez.
Un ruido de teléfono te espanta, no lo puedo creer, tan cerca estábamos... ¡y ahora ese chillido maldito que no se calla! Es tu teléfono... ¿quién puede estar jugándome esta broma de mal gusto?
Debe ser tu madre, pero no quiero saber de nadie, ya lo he dicho, ven ¿qué miras? ¿Quieres que lo descuelgue? No, no me obligues, por favor, mira que no estoy de humor, además, ya ha parado de sonar, ¿ves? Ya no importa. Sí, han dejado un mensaje, pero luego lo escuchamos, anda ven.
Está bien, lo haré, es increíble que no le haya pasado nada a este aparato, quise guardarlo, pero creo que tendré que apagarlo, me resulta muy extraño. Ya está, a ver... qué raro, es una mujer, y estaba llorando, pero no me pareció a la voz de tu madre. ¿Puedes explicármelo? ¿Puedes decirme quién, que no sea tu madre, puede llorarte de esa forma? ¿Quieres volverme loca? ¡No te escondas!
Claro, qué fácil, ahora no das la cara y ya... ¿pero dónde te metiste? ¡Mi amor! ¡Mi ángel! ¿Dónde estás? Ya no gritaré más, pero no te vayas, por favor.
Tienes que comprenderme, son los celos, no me puedo controlar... pero ya estoy calmada, además a lo mejor era tu madre, debe ser que la voz le cambió por el llanto, sí, seguro era tu madre... anda ven.
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¿Desde cuándo estás ahí? ¿Qué haces? ¿Qué me miras? Yo sé lo que significa esa sonrisa de pillo. ¿Qué idea descabellada está pasando por esa cabecita? Ven, acuéstate a mi lado, quiero sentirte, tengo frío. ¿El teléfono de nuevo? ¡No querrás que llame a ninguna zorra llorona! ¡No cuentes conmigo para eso! ¿Qué? ¡Tú estás loco! ahora sí lo creo, ¿¡pero qué cosas se te ocurren!? Malo, eres malo, estás todo el tiempo maquinando locuras. A ver, ¿así? ¿Te gusta? Qué imaginación... Pues no está nada mal... me gusta que me mires. Sí mi cielo, mírame, tócame, pon tu mano aquí en mis senos, déjame tocarte a ti también. Así, así, así...
¿Sabes lo que es un engranaje prefecto? Eso es lo que somos, una máquina de placer infinito, un sistema ideal en el que la energía no se disipa, quizás por eso mismo un sistema imposible, una bomba de tiempo, siempre a punto de desaparecer.
Es como si siempre hubiera sabido que iba a perderte, que no me durarías. ¿Por qué esta pérfida costumbre de augurar desgracias? Quizás porque vivo un paso por detrás del mund y lo he visto doblar por las esquinas. Pero no me arrepiento de haberte masticado lentamente, y aún sigo rumiándote en esta habitación de infartos y sudores.
Vértigo de ti
caigo en tu campo
gravitacional
y me quedo dando vueltas y más vueltas
en esta ciudad sucia de tus pasos.
- ¿Nena?
- Dime, mi ángel.
- ¿Por qué no haces alguito de comer?
- ¿Por qué no lo haces tú?
- Es que a ti te queda mejor.
- Machista de porra... hay que ver que tu descaro no tiene nombre.
- Si quieres puedo darte apoyo moral.
- ¿Cómo es eso?
- Sostén... yo te sostengo por detrás mientras tú cocinas, así no te caes.
- Bueno, ya eso es otra cosa.
He cocinado los mejores platos de mi vida para ti, eso es algo muy romántico si se mira bien, pero también he cocinado junto al mejor ayudante que se pueda pedir, aunque las más de las veces sólo me dieras “apoyo moral”
Pero ahora no cocino más, y pienso morirme de esta huelga. Mientras, me alimentaré de este deseo que se resiste a ceder, como una vela que nunca se apagase.
¿Otra vez ese teléfono?
Me resisto a dejarme importunar por ruidos de este exterior adverso. Sé que afuera es un sueño y mi pasado un recuerdo. No puedo volver a mi isla, no puedo salir a la calle, no quiero vivir.
Duermo, para ahuyentar este silencio, y me dejo guiar por mi cerebro hacia ese tiempo feliz, cuando las cosas triviales eran definitivas, cuando los detalles sí importaban y nos dábamos el lujo de desmerecernos mutuamente.
Siempre supe que me traicionarías, por eso ahora no me sorprende el hecho de que otra voz te llore detrás del teléfono.
Qué rabiosa vocación para el desastre, qué deseos de saltar a vacío por saltar, qué hermosa manera de morir la de morir de amor. Juntos transcendimos la barrera de lo racional para sumergirnos en este laberinto de emociones extremas, dolorosas a veces, maravillosas las más.
El nuestro fue un encuentro carne a carne sin promesas ni esperanzas, a veces pienso que si hubiéramos tenido más tiempo y menos accidentes no hubiéramos sabido aprovecharlo tan bien. Gozamos el momento, el maravilloso momento, tanto que le dimos envidia al mismo Dios, por eso quiso apartarte de mi camino. Pero ¿qué Dios loco es capaz de hacer sufrir a quien ama? ¿Qué Dios nadapoderoso prueba fuerza contra la fuerza brutal del amor? Este Dios pequeño que nos ha tocado en suerte no entendió que lo nuestro era invencible. Pobre Dios, déspota y envidioso que no entendió la esencia, nuestra esencia.
Hace no sé cuanto tiempo que estamos aquí encerrados en nuestra historia, y ya empiezo a sentir frío. Amor mío, abrázame, acúname ahora como Romeo a Julieta, soy tu Julieta moribunda, ayúdame a pasar a través de la luz, aparece y dime que esto tiene sentido, yo sé que te amo pero me estoy cuestionando ciertas cosas.
Empiezo a tener hambre, las tripas me ronronean y pienso más en comer que en ti, ha pasado una semana en la que ha sonado como diez veces ese teléfono. No me muero, no me explico cómo no me muero, quizás tenga que cumplir una misión ahí fuera. ¿Cuáles eran mis sueños? No recuerdo, y tú encima desapareces, y a veces te veo sangrar y se me quitan las ganas de abrazarte.
Vete, no me abraces, que esa sangre es la prueba de tu traición. Por un momento creí en ti, pero ese teléfono ha sonado demasiadas veces y ya no puedo considerarte inocente. Sí, he sido yo la que ha abierto la llave, sangrarás por mi cuenta hasta que me aburra, no me mires así, no tengo la culpa, yo no quise venir hasta aquí para escuchar teléfonos que lloran. Yo te amaba fuerte, no con esta tara.
Tal vez Dios tenga la razón, ese Dios cada vez menos pequeño que sabiamente se impone. Quizás deba salir y ver el mundo, quizás soy muy joven para morir, el amor eterno no existe más que en sueños.
domingo, 21 de octubre de 2007
Fiesta cubana
viernes, 19 de octubre de 2007
¿Verdad científica? (sobre la metedura de pata de Watson)
Con respecto a las diferencias raciales, las últimas noticias que yo tenía eran que las diferencias entre los ADN de personas de distintas razas era despreciable, según una investigación del grupo que se encarga de desentrañar el genoma humano. Buena noticia aquella, por cierto, eliminaba de forma tajante toda polémica y de paso resultaba como una bofetada a la historia de la humanidad, plagada de episodios injustos, algunos tan escandalosos como el Holocausto judío o el Apartheid. Ahora, esta investigación, ¿es cierta? Yo no estaría tan segura, y perdonen que les meta el diablo en el cuerpo con mi desconfianza, que no pretende sembrar cizaña, sino simplemente reflexionar acerca de los motivos que llevaron a decir tales declaraciones al buen Watson, que no es el ayudante de Holmes sino el descubridor, junto a Francis Crick, de la estructura molecular del ácido desoxirribonucléico, ADN.
Para los menos conocedores, aclaro que las mentiras, en ciencia, son perfectamente posibles, es más, están a la orden del día. No sería la primera ni a última vez que le colasen un gol a revistas tan prestigiosas como Science o Nature ¿recuerdan el caso de aquel científico surcoreano que dijo haber clonado embriones humanos?
Por otra parte, una cosa es la ciencia y otra bien distinta la divulgación que de ella se hace, según intereses comerciales y, ojalá pero no siempre, intereses éticos y sociales. De este modo, la historia está plagada de falsos descubrimientos y otros no tan falsos pero ocultados por inconvenientes.
A nadie se le escapa que una información (llamémosle mentira) como ésta que ha escupido con bastante mala leche el senil doctor Watson podría ser una bomba, de tener una fundamentación científica. Podría alimentar las perversiones de muchos xenófobos, muchos racistas que hoy lo son a pesar de tener los hechos en contra. Yo estoy casi segura (en términos científicos nada es absoluto) de que no la tiene, aunque personalmente me da igual porque la palabra racismo no entra en mi diccionario. Pero el tema me ha hecho desconfiar una vez más de esas cosas que nos venden como verdades científicas y que luego no son tan verdades (ni tan científicas).
¿Se han puesto a pensar cuánto de interpretación interesada o mala interpretación hay en las noticias científicas que nos llegan cada día?
En este caso se trataría de un interés general, de un buen fín, que como se sabe justifica los medios, pero en otros casos las comunicaciones responden a intereses de trasnacionales farmacéuticas, que son las que llevan la voz cantante en el tema de las investigaciones.
La ciencia, como muchas otras disciplinas, se mueve por intereses, pasa por tamices, el de la ética es uno fundamental y a veces ignorado, y algunos científicos como Watson se vuelven o demasiado científicos (olvidan que son seres sociales y se creen por encima del bien y del mal: juegan con fuego y les da igual) o simplemente estúpidos.
Si hipotéticamente -y aquí hago una hipótesis traída por los pelos con el simple hecho de apoyar mi idea anterior- alguna investigación hubiera arrojado un resultado parecido, creo que los responsables de la investigación habrían sido unos ciudadanos conscientes, no como los hijos de su madre que publicaron el estudio sobre la disminución de las enfermedades cardiovasculares durante el período especial cubano.
Como ven, todos los caminos conducen a Cuba. ¡Qué pesada soy con el temita!
Calambres espirituales
Y sin embargo hoy creo que conviene seguir vivos para experimentar sensaciones asombrosas y golpes exquisitos del azar. Ni en el mejor de mis sueños habría imaginado mayor refinamiento de ideas cruzando por mi mente cual finos alfileres de luz.
Vale la pena vivir para sentir estos calambres espirituales, para sentir el goce y el dolor entremezclados y darse cuenta, al cabo, de que la vida es para vivirla intensamente, dolorosamente, hermosamente.
miércoles, 17 de octubre de 2007
Llegar a viejo
Últimamente hay algunos problemas que me impiden concentrarme en mis actividades intelectuales. Entre otras cosas no puedo ni quiero olvidar que dos amigos míos, excelentes personas, con papeles y hasta más de un título universitario, no encuentran trabajo, a pesar de llevar tiempo buscando. Eso me tiene mosqueada.
El problema es que mis amigos tienen más de 50 años, y aunque son personas muy preparadas en sus respectivas profesiones, esta sociedad donde todo es de usar y tirar no los considera útiles, no los quiere, y no porque sean inmigrantes, que también eso influye, sino simplemente porque han llegado a mayores, aunque en ninguno de los casos se note la edad. Es como si tuvieran un estigma: ya pueden hacer mil currículums, que los encargados de personal ni siquiera se los leen. Es de vergüenza.
Este país está muy mal en sus conceptos. Aquí lo que vale es la imagen y el arribismo. No sé hacia dónde puede ir una sociedad que no valore la experiencia, que reniegue de sus mayores, porque el tema del trabajo está mal también para los propios españoles, no es en absoluto un problema exclusivo de los inmigrantes, aunque éstos padezcan una doble discriminación.
Lo más triste de todo esto es que el concepto de viejo aquí, en materia laboral, comienza a partir de los 35-40 años, una edad a partir de la cual ya no te quieren en muchos puestos de trabajo. Sale mucho más rentable contratar a un jovencito por 600 euros al mes, y como en muchas ocasiones lamentablemente se antepone cantidad a calidad, esto es lo que resulta.
Sinceramente yo no considero que una persona de entre 50 y 60 años sea vieja. Si yo tuviera una empresa, preferiría un trabajador de esa edad, que conozca su trabajo y aporte el valor añadido de una larga experiencia laboral y vital.
Qué maldita manía la de la imagen, qué estupidez. "La juventud es una enfermedad que se cura con la edad", creo que leí una vez. A mí me gusta la juventud, la alegría, pero cada cosa en su sitio; si ser joven es sinónimo de ir por ahí atropellando yo me quito de esa lista, a mí que me llamen vieja, pero por ahí no paso.
Ojalá esto no siga como va, porque de verdad es una gran pena toda la fuerza laboral y humana que se está desaprovechando.
Por cierto, que esto me trajo a la mente esta canción de Serrat, uno de los tipos que mejor le ha cantado a los niños y a los viejos. Cuánta verdad hay encerrada en ella. El final es arrollador.
Llegar a viejo
(Joan Manuel Serrat)
Si se llevasen el miedo,
y nos dejasen lo bailado
para enfrentar el presente...
Si se llegase entrenado
y con ánimo suficiente...
Y después de darlo todo
- en justa correspondencia -
todo estuviese pagado
y el carné de jubilado
abriese todas las puertas...
Quizá llegar a viejo
Sería más llevadero,
Más confortable,
Más duradero.
Si el ayer no se olvidase tan aprisa...
Si tuviesen más cuidado en donde pisan...
Si se viviese entre amigos
que al menos de vez en cuando
pasasen una pelota...
Si el cansancio y la derrota
no supiesen tan amargo...
Si fuesen poniendo luces
en el camino, a medida
que el corazón se acobarda...
y los ángeles de la guarda
diesen señales de vida...
Quizá llegar a viejo
Sería más razonable,
más apacible,
más transitable.
¡Ay, si la veteranía fuese un grado...!
Si no se llegase huérfano a ese trago...
Si tuviese más ventajas
y menos inconvenientes...
Si el alma se apasionase,
el cuerpo se alborotase,
y las piernas respondiesen...
Y del pedazo de cielo
reservado para cuando
toca entregar el equipo,
repartiesen anticipos
a los más necesitados...
Quizá llegar a viejo
sería todo un progreso,
un buen remate,
un final con beso.
En lugar de arrinconarlos en la historia,
convertidos en fantasmas con memoria...
Si no estuviese tan oscuro
a la vuelta de la esquina...
O simplemente si todos
entendiésemos que todos
llevamos un viejo encima.
martes, 16 de octubre de 2007
ROSITA FORNES- Se permuta
¡Esto sí que es una obra de precisión y no los relojes suizos! Cuántos recuerdos...
Poema de Antonio Orihuela
CUANDO LOS DÍAS ARDÍAN
a David González, Jesús Márquez y Daniel Macías,
impecables viajeros
y a Manuel Vilas que me prestó su 850.
Mi primer coche lo compré en 1991,
un Citroën Mehari del 79,
uno de los últimos modelos que se fabricó en España,
cuando aún no había autopistas
y las carreteras eran sitios
donde se podían alcanzar velocidades de crucero de 70 Km./h.
Se lo compré a un mecánico de Sevilla,
mi padre vino conmigo a verlo,
cuatro barras y una lona vieja y raída a modo de capota
que mi madre cosía una y otra vez
porque solía rajarse
y entonces parecía el buque fantasma
desplegando sus velas en mitad de la noche,
por la carretera de Lucena,
cuando desear era tan fácil
y el verano se extendía más allá de la comisura de nuestros labios
por la hierba breve de la casa de los sueños azules de Paco Naranjo,
bajo la luz de la piscina del pulpo verde
y los hermosos cuerpos que ya no volverán.
Mi padre había venido todo el camino diciéndome
que si no había más coches en el mundo,
que había que ver la porquería que iba a comprar.
-No había, no había más coches en el mundo
que mi Mehari verde,
un coche de juguete para un mundo de adultos
que se habían cansado de jugar.
Mi padre le pidió al mecánico que le abriera el capó
y cuando vio lo que había allí dentro estuvo a punto de echarse a llorar,
latas viejas, piezas comidas por el óxido y la corrosión,
vestigios de la posibilidad de vida más allá de la muerte
envueltos en varios dedos de grasa negra y compacta
que manchaba con solo mirarla.
Le preguntó al mecánico que cuánto quería por aquel montón de chatarra.
-Trescientas mil.
-Será cargado de chorizos –le dijo.
Y el tipo aquel se puso rojo
y cerró el capó con sus gomitas entre los dedos.
Me había costado tres meses ganar ese dinero,
tres meses perdiendo los ojos de ocho a tres
en una fría habitación del Servicio Provincial de Arqueología
de la Excelentísima Diputación Provincial de Huelva,
tres meses absurdos
perdidos en dibujar fragmentos absurdos
extraídos del vientre de los siglos
en el corte y estrato de vetetúasaberdónde
según la metodología bulldozer,
clasificados en bolsas según el método Ogino,
dibujados según el plan Badajoz
e interpretados delante de una baraja de cartas de la bruja Lola
y tres velas negras, una por cada Doktor inútil
que allí seguirá haciendo como que trabaja
y otra por el calvo pelota con despacho propio
encargado de tocarse los huevos, leer el periódico
y vigilarnos.
-Trescientas mil.
Mis primeros tres sueldos,
se lo dije al Mehari, bajito, como una confesión,
un intento de reconciliación con aquellos cuatrocientos kilos de plástico ABC
y fibra de vidrio,
un intento de ganarme su confianza
para que aceptara venirse a casa, conmigo.
-Los platinos, estaría bien cambiárselos, me dijo el mecánico
antes de esfumarse.
Se los cambiaba cada año
pero siempre le costó arrancar.
Después hubo que cambiarle la batería,
los cables de arranque y las bujías,
la caja de cambios, que me enteré catorce años después
siempre había estado suelta,
la dirección, las trócolas, el bombín de la gasolina,
el depósito de combustible, el panel del velocímetro,
el interruptor de la intermitencia y hasta el cenicero
le cambié en una prospección arqueológica por Valverde
en la que me encontré un Dyane abandonado
que tenía intactos los muelles de los asientos
y un cenicero donde no había fumado nadie nunca.
Las ITV las pasaba porque le pintaba de betún las ruedas,
le rellenaba de plastilina los agujeros,
le echaba pegamento en los faros para que no se movieran,
ponía cara de cordero degollado
y me encomendaba a la Virgen de los Desamparados.
En verano, si arrancaba,
era una fiesta continuar hasta la playa,
quitarle los asientos y llevarlos hasta la orilla,
sentarse allí en un Mehari invisible
y mirar las olas
y el mundo que no parecía tan malo a la vuelta.
Pero en invierno
había que subir en él como si hubieras quedado con Admunsen en el Polo
y la lluvia entraba por todas partes
y se balanceaba en las curvas desbordando el salpicadero,
mojándolo todo,
achicando agua con las esterillas de plástico,
moviendo con la mano izquierda las escobillas perezosas del parabrisas,
empujando con la derecha las bolsas de agua de la capota,
taponando con cartones
las brechas del techo por donde el agua corría como un surtidor,
viajes hoy predecibles que fueron ayer
duchas frías a todo lo largo y ancho del suroeste de la península ibérica.
Subiendo un día a Zalamea se le rompió el bombín de la gasolina
y lo arreglé con un chicle.
Bajando otro día de Jerez fue el cable del acelerador
y se lo cambié por un cordón de mis zapatillas.
Nos montábamos cinco inútiles, cinco mochilas, dos jalones,
mil bolsas con material arqueológico, dos cámaras,
veinticinco mapas escala 1:25.000,
podía con todo el coche de plástico con su volante de plástico
y sus asientos de escai negro y su alma blanca.
Catorce años a mi lado, catorce mil averías entre mis manos,
catorce llantos por cada una de sus esquinas,
catorce años descargando maricones,
catorce años las orejas del bóxer Dor ondeando al viento en el asiento de atrás.
Catorce corazones, catorce cruces clavadas en el monte del olvido
y un poema que le escribimos David González y yo en Ayamonte,
un poema que hablaba de pasajeros que llegaban a la estación de la vida
tal vez porque por aquellos años estábamos sentados en mitad de las vías,
esperando un tren que nunca se dignó a pasar y arrollarnos.
Mi perro Dor se fue en él no hace muchos días,
en una mañana fría de invierno,
fuimos a comprar su pienso
y en la tienda nos dijeron que era el último saco,
que ese pienso ya no se volvería a fabricar,
el pienso que mi perro había comido toda su vida.
Me dijeron lo mismo del corazón de los dos,
ya no se fabrican corazones de lata ni corazones de perros como estos,
todos los corazones a partir de cierta edad se vuelven de plástico,
como los abrazos de los hombres que un día fueron tus amigos.
Yo había soplado esa tarde una tarta con cuarenta velas,
pero no sabía que había soplado tan fuerte ni tan lejos
como para que los dos me dijeran adiós al mismo tiempo
y para siempre.
(De La ciudad de las croquetas congeladas. Editorial Baile del Sol. Tenerife. 2006)
Antonio Orihuela (Moguer, España, 1965) es poeta, ensayista y articulista. Su obra literaria e intelectual, de marcado carácter libertario, participa del movimiento colectivo de la poesía de la conciencia desde su emergencia al principio de la década de los noventa.
Se busca
lunes, 15 de octubre de 2007
Artistas (y no tan artistas) callejeros
domingo, 14 de octubre de 2007
sábado, 13 de octubre de 2007
Tormenta desde lejos
y miraste a mis ojos un instante,
y esa sola mirada ya valió haber nacido
y haber sobrevivido hasta encontrarte.
Esa sola mirada, ojos sin ojos
tormenta desde lejos y agonía
hasta verte por fín bajo mi cara.
Hasta entonces todo era intuiciones
deseos de encontrarte y una cesta
nadando río abajo hasta tus pies.
Chocamos dulcemente,
te tomé de la mano y me abrazaste
y al darme cuenta ya éramos pasado.
Conservo un buen recuerdo de ese instante.
jueves, 11 de octubre de 2007
Flamencos Cubanos por Bulerias
Para que vean los españoles que no me creen que en Cuba hay grupos que bailan y cantan el flamenco.
Pero además, estoy feliz de haber encontrado este vídeo, y es que el guitarrista de la camisa roja es mi querido primo Allier, que ahora anda por Argentina. Primo, esto es pa tí, te quiero mucho.
Ni de cerca ni de lejos puedo...
"La ignorancia es atrevida", es una frase que escuché aquí y que me encantó, pues resumía con poquísimas palabras una verdad inmensa.
miércoles, 10 de octubre de 2007
niños cantando el himno nacional
Así suena, ¡coñó dsde que no lo canto! Continuando con la idea anterior, digo como Sabina: "como te digo una co te digo la o". A veces tener noción de patria hace falta, da mucha seguridad.
Qué suerte tienen esos que hablan de la patria como una cosa segura. Nunca serán náufragos. Pero también qué peligro cuando esa buena fe y esos ideales se utilizan para fines maquiavélicos...
Liada
Me gusta esa palabra, Liar, sobre todo por la canción Lía, que en la voz de Ana Belén es todo un afrodisíaco. Y qué casualidad, que "liar" en inglés significa "mentiroso", y muchas de las veces en que decimos "estoy liado", mentimos, ¿o no? Es que suena mejor que decir: "aquí, que estoy rascándome el ombligo".
Estoy preparando con otros de la asociación una fiesta para celebrar el día de la cultura cubana aquí en Mallorca. Vamos a hacer una cena y luego habrá música en vivo y por supuesto, baile, eso que no falte. A mis amigos de Miami o de Cuba les extrañará que hable de bailar como si fuera un acontecimiento, pero, créanme, aquí en Mallorca lo es. No hay casi sitios cubanos, los ha habido pero no duran (malos negociantes que somos, o malos clientes).
Y ¿qué mejor ocasión para celebrar que el día de la cultura cubana, si la cultura es lo que nos mantiene unidos en nuestra identidad, después de todo? Vamos a pasarla bien, estoy segura, pero entre tanto yo "estoy liada", y con este ajetreo no hay quien se ponga poético.
Ya vendrán tiempos mejores.
Por cierto, ¿saben por qué se celebra el Día de la Cultura Cubana cada 20 de octubre? Supongo que lo saben, sino están suspensos.
R./ Porque ese día del año 1868 se cantó por primera vez (aunque en realidad fuera por segunda) nuestro himno nacional, "La Bayamesa", de Perucho Figueredo, después de la rendición (no de cuentas) de las fuerzas españolas que no pudieron tomar la ciudad de Bayamo.
Ese día todo el pueblo de Bayamo a coro cantó el himno. Vaya, que fue un hit parade y el Perucho pasó a ser algo así como el compositor de moda. No sé ustedes pero yo no puedo evitar imaginarme a los bayameses metiéndole una rumbita, primero bajito y luego más y más alto hasta terminar arrollando por las calles de la ciudad.
Doy por sentado que saben -al menos los cubanos- que era más largo de lo que conocemos hoy, y se cortó por no herir la susceptibilidad del pueblo español. La segunda parte no tiene desperdicio, rezuma ese chovinismo que siempre nos ha caracterizado, (que en el fondo no es más que complejo de inferioridad, estoy segura).
De todo el himno estoy de acuerdo sólo con los dos primeros versos de la segunda estrofa. El resto, con el perdón de Perucho y de todos los caídos en nombre de la Patria (esa gran excusa), no me convence. Juzguen ustedes mismos.
¡Al combate corred Bayameses,
que la patria os contempla orgullosa;
no temáis una muerte gloriosa,
que morir por la patria es vivir!
En cadenas vivir es vivir
en afrenta y oprobio sumido.
Del clarín escuchad el sonido;
¡a las armas, valientes, corred!
Hasta aquí es lo que se conserva hoy día.
No temáis; los feroces Iberos
son cobardes cual todo tirano
no resisten al bravo Cubano;
para siempre su imperio cayó.
¡Cuba libre! Ya España murió,
su poder y su orgullo ¿do es ido?
¡Del clarín escuchad el sonido
¡¡a las armas!!, valientes, corred!
Contemplad nuestras huestes triunfantes
contempladlos a ellos caídos,
por cobardes huyen vencidos:
por valientes, supimos triunfar!
¡Cuba libre! podemos gritar
del cañón al terrible estampido.
¡Del clarín escuchad el sonido,
¡¡a las armas!!, valientes, corred!
Pero nosotros celebraremos porque ante todo, como buenos cubanos, cualquier pretexto es bueno para formar la pachanga. Y ya apartando el bonchecito, en el fondo sí que hay algo de patria, ese saco donde caben tantas cosas, en nuestra celebración. Patria, que "no es el amor ridículo a la tierra", como diría Martí, sino a la cultura y a la gente de uno. Lo demás puede cambiar.
Entrevista a Athanai en Cuba. www.athanai.com
Yo estuve en el concierto más sonado que dio en Cuba, empezaba con él dentro de una caja de muerto, me acuerdo de que cantaba "negra no pares, sabes lo que quiero, sy athanai soy un blanco rapero, mi raza eres tú, deja todo atrás, anda llévame al séptimo cielo". Como bailé yo con aquello.
martes, 9 de octubre de 2007
El gato y la gaviota
- Qué se habrá creído el fresco este, que ni se piense que yo voy a mirar, tan fresco como es...
- Bueno, peor pa' tí, tú no sabes lo que te pierdes. Allá tú, mira, yo me divierto solito.
lunes, 8 de octubre de 2007
Virulo-La Balada de Yudislaidy
¿Dónde andará metido Virulo?
Me encanta. Ah, aquellos tiempos del Conjunto Nacional de Espectáculos y La Esclava contra El Árabe...
Frank Delgado - Lo que le paso a Nyerere
Esta anécdota es real, la cuenta también Senel Paz en su último libro "En el cielo con diamantes". Igualito al cuento de la pachanga.
El precio de vivir fuera del socialismo (con él a cuestas)
Este es un texto de hace un par de años, cuando estaba realmente disgustada con las cargas que acarrea el estar fuera de Cuba. Ahora ya me he acstumbrado, supongo. Está un poco enrevesado, lo siento si no supe explicarme.
Vivir cuesta, es indiscutible, pero hasta hace poco yo no lo sabía; pensaba que vivir era un regalo, que si estábamos aquí era porque nos lo merecíamos, y que era como una fiesta con barra libre en la que nosotros escogíamos la canción.
Pero esa idea romántica se vino abajo desde que conocí el capitalismo y sus matemáticas infalibles. Vivir cuesta, y no se puede hacer nada para evitarlo, en todo caso ahorrar, minimizar el gasto de energías, o sea, malvivir.
Y para malvivir ya tenemos el socialismo que mantiene en una especie de latencia a todos los sentimientos humanos, los malos y los buenos, en un equilibrio artificial, aunque siempre se escapen energías, esa sangría, esa válvula de escape imprescindible para conservar tal equilibrio.
En el capitalismo se gasta por cada molécula de oxígeno que se respira, por cada movimiento inspiratorio o espiratorio. Esa verdad frustra y amarga a quienes recién han llegado de su burbuja socialista y aún no han asimilado, de forma natural -como lo aprenden quienes nacen y se crían en este caldo de cultivo- los principios sagrados de esta sociedad.
Quien vive en el capitalismo tiene dos opciones: una, vivir al día como forma de ahorrar energías, sin realizar más gastos que los que sea capaz de afrontar, aunque esto implica el riesgo de no tener las espaldas cubiertas en determinadas circunstancias; la otra consiste en acumular bienes, lo que implica un mayor gasto de energía, para poder disfrutar de una bonanza relativa y a veces temporal, porque todo cambia tanto y tan pronto en esta sociedad...
Creo que las energías que se ahorran en el socialismo provienen del esfuerzo de los ciudadanos de los países capitalistas, sobre todo de quienes mantienen algún tipo de vinculación con dichos países. Ya es un hecho que la energía no se crea ni se destruye, sino que se conserva, pasa de uno a otro cuerpo por medio de sus trucos.
Debe ser por eso que estoy tan cansada últimamente.
domingo, 7 de octubre de 2007
Mis poemas
He colgado a la derecha un link a todos mis poemas publicables de momento, muchos de los cuales ya han visto la luz en este blog, pero los he organizado (más o menos) en documentos que presentan una in-cierta coherencia.
Espero que les gusten, se aceptan críticas y comentarios.
Yo.
sábado, 6 de octubre de 2007
viernes, 5 de octubre de 2007
Recibimiento con flores
Javier Krahe - No todo va a ser follar
A este cantautor lo ví en concierto aquí en Palma, es un verdadero personaje. Esta canción en particular es descojonante, se ríe de sí mismo, ojalá todos cuando lleguemos a mayores hagamos como él.
jueves, 4 de octubre de 2007
Tormenta y amigos
Como me he convencido de que es imposible -y agotador- contar las cosas con palabras, he optado por el recurso fácil de las imágenes, y no sé qué me cuesta más, si escribir (por lo vaga que soy) o hacer fotos (como dicen que una imagen vale más de mil palabras). Y es que soy una fotógrafa malísima, o la mala es mi cámara, no lo sé. Finalmente he llegado a la conclusión de que un par de palabritas y fotos es la solución más razonable (estoy de un vago... qué horror, así más nunca vamos a construir el socialismo).
Total, que en medio de la tormenta y ventolera me dio por hacerme la fotógrafa. La gente allí corriendo, guareciéndose como podían y yo sacando fotos, y vaya mierda de fotos, esa cámara es una estafa, ya van varias veces que me acuerdo de la madre del vendedor.
Pero como es la que tengo, yo sigo sacando fotos con mi camarita, como éstas:
Este paraguas, que seguramente quedó inutilizable, me pareció un bonito ejemplo.
miércoles, 3 de octubre de 2007
Biotismos
Este es mi amigo Biote, un pintor cubano que vive aquí en Mallorca y que hoy, precisamente, hace una exposición aquí, una exposición donde mostrará sus "biotismos" que es lo que hace.
Si quieren conocerlo mejor, aquí les dejo con algunas de sus opiniones.
“En esta etapa de mi vida ya no me importa el currículo, porque en realidad lo que considero importante es llevar el arte a la gente, que lo disfruten y que si le gustan mis cuadros se los lleven. A veces incluso no los vendo, sino que los intercambio”.
“La última vez que fui a exponer en una galería, el galerista quería obras de un único tema, no de todo, y a mí eso ya me cansa, que me encasillen en un tema: que si cubismo, que si abstracción, expresionismo, y todos los 'ismos' que existen en el arte, con los que la gente se casa. Yo hago Biotismo.”
“Biotismo es lo que salga de mi interior en ese momento, por ejemplo: si me levanto un día y se me ocurre hacer un dibujo en una tela grande, o si otro día se me ocurre hacer un molino mallorquín, o un abstracto, y así, según tenga el ánimo, según esté el tiempo, voy variando en mi obra. Creo que es un cambio hacia la madurez artística. Si ahora yo hiciera una exposición, parecería más una muestra colectiva que una exposición personal.”
“Me he cansado de que me casen con un precio, una galería, todos esos mecanismos que predominan hoy en las artes visuales. Yo prefiero la libertad de poder exponer en cualquier lugar y a cualquier precio. Me da igual hacer una exposición en el metro que en una galería, lo que quiero es hacer llegar el arte a la gente”.
Estas opiniones y otras integran un reportaje que le hiciera recientemente para el periódico Baleares Sin Fronteras. Personalmente y sin que la amistad condicione mi criterio, creo que es un buen artista, y le deseo todo el éxito del mundo.