martes, 7 de julio de 2009

Hermanos de suerte

Yo tengo una familia que se prolonga más allá de la que me tocó en suerte cuando vine al mundo; hermanos y hermanas que me han salido de la nada en este rincón tranquilo adonde vine a dar. Yo no los busqué a ellos ni ellos a mí, fueron el azar y la necesidad, acaso el frío y la nostalgia, los que se encargaron de acercarnos. Una lengua común, unas vivencias dignas de ser contadas -imposibles de olvidar- nos unían, y cuando nos reuníamos al calor de los vinos de esta tierra -que son los mejores- nos sentíamos como cómplices miembros de una secta. Este círculo poco a poco se ha ido abriendo para dar paso a nuevos integrantes, pero nunca, misteriosamente, se ha llegado a romper. Y en el centro de todo, el monotema: la isla que no flota ni se hunde, la de nuestros recuerdos y nuestras cada vez más menguadas esperanzas.
Es lo que tiene el exilio, que te lleva a crear redes de apoyo y esas redes son lo más parecido a una familia, con sus tácitos pactos de silencio, sus momentos de gloria y sus vahídos, esos momentos tristes en que echamos de menos a la familia verdadera que dejamos atrás, cuando nos rebelamos contra la impostura de rodearnos de pedazos de carne que el azar nos dejara en el camino, ¿por qué éstos y no otros? ¿Dónde radica el secreto que nos lleva a creernos protegidos por un ente ficticio y pluricéfalo? Todo no es más que ilusión, (en un principio, o siempre, qué más da), y Cuba el pretexto hasta que pasa a ser un tema más de las veladas, porque los años no pasan en vano y el presente reclama su espacio, y el extraño deja de ser extraño y se convierte en tu sangre para siempre. Y para qué mentir, a todos nos conforta sentirnos protegidos.

6 comentarios:

Morgana dijo...

Hola!

Cuanta razón! Casi siempre(para los más afortunados) es así. Al menos una mano amiga que se tiende en el momento más oportuno, o el consejo de alguien que te sorprende, o las medicinas para la madre que si puede llevarlas, la búsqueda de zapatos para aquella sobrina, el vivir, el comer, el hablar.
Gracias por tu post!

Ivis dijo...

Morgana, gracias a tí por visitarme, me ha gustado mucho lo que he visto de tu blog. Te añadiré a mis favoritos.
Un saludo, cubana, y nos estamos viendo.

Michell Pérez Acosta dijo...

Ivis,
justo así sucede, llega un memento en q la familia no es solo la d sangre, y la raíz común, el mismo sufrimiento, y la misma nostalgia nos hermana con algunos d los "nuestros" q x acá encontramos.
Saludos desde mi rincón del Mundo.

Ivis dijo...

Michell, gracias por visitarme asiduamente, y por tus comentarios. Qué fenómeno este de generación espontánea de parientes ¿no? Es algo que igual no pasaría de estar aún en nuestra isla. Un saludo desde Mallorca para tí con cariño.

Addis dijo...

tatica me alegra que hayas encontrado personas asi, que extienden su mano por cada vez que la distancia no me permite hacerlo, si por mi fuera te daria mis manos, mis pies, y todo lo quen quisieras. Sabes que te amo mucho mi tata. Cuenta siempre con esta hermanita menor que te extraña a montones.

Ivis dijo...

Mi hermana, qué lindo comentario... qué ilusión saber que me lees desde la distancia. Sabes que yo a tí también te adoro y que daría cualquier cosa por estar cerca de tí de nuevo. Lo lograremos, de eso no me cabe duda. Te quiero mi niña.