martes, 28 de abril de 2009
¡Cumpleaños del blog de Betty!
domingo, 26 de abril de 2009
Slam poético en l' antiquari
La otra noche fui a un Slam Poético (un concurso de leer poesía) que han hecho mis colegas de El Último Jueves en un lugar llamado L' Antiquari, y se vieron cosas tan interesantes como ésta. Me encantó este poeta americano cuyo nombre desconozco. By the way, quedó finalista en el concurso. Escuchen y disfruten.
sábado, 25 de abril de 2009
Primavera en Mallorca
Estrategias para un mejor vivir
Luego de esta experiencia, como decía antes, me quedé reflexionando sobre lo superficial que soy en ocasiones al juzgar las cosas a primera vista y al dejarme llevar por ideas preconcebidas, algo que me hace perder oportunidades y vivencias a manos llenas. Concluí que, a pesar de mi escepticismo, la sabiduría también se encuentra en los libros de psicología y en quienes los divulgan, porque dejando de lado unos cuantos manuales de autoayuda demasiado simplones, de esos que se imprimen para hacer caja, lo cierto es que detrás de cualquier teoría psicológica, maniquea o no, detrás de cada enfoque, hay una voluntad de reflexionar sobre la vida que es en sí un avance, y eso es digno de respeto y cuanto menos de atención, ya que, al igual que sucede con las religiones, cada una de ellas encierra una parte de verdad. Luego la vida nos dice a cada uno de nosotros lo que vale y lo que no. Pero hay que escuchar con respeto lo que otros han dedicado tiempo a estudiar, porque lo contrario es soberbia y como tal conduce directamente a la ignorancia.
miércoles, 22 de abril de 2009
Colapso - Luis Barbería - Niuver en Ginebra
A esta chica la descubrí hace poco en la web, tiene una voz preciosa y hace un trabajo muy interesante. Aquí la acompaña Luis Barbería, integrante de Habana Abierta. Que la disfruten.
lunes, 20 de abril de 2009
Los detalles
Cada vez me pierdo más, y cada vez con más gusto en esta especie de trance hipnótico al que me abocan los detalles, observar los detalles, describirlos, gozarlos: ella tenía los dedos largos, de pianista, y jugaba con su anillo pasándolo de uno hacia otro dedo con increíble destreza y sin usar la otra mano. Y el anillo de oro era tan fino que en sus manos de panista apenas se distinguía, sin embargo servía por igual al pulgar y al corazón. Era un tanga de anillo, o era un anillo-tanga para una mano esbelta con oficio de prestidigitador, y así les iba, encajaban, simplemente encajaban... como anillo al dedo.
Él era tan firme en sus propósitos que su voluntad emanaba de él y le envovía como una capa, y era como una sombra que se anticipaba a sus pasos, haciéndolos más seguros. Todo en él denotaba firmeza, desde su corte de pelo, no, desde su propio pelo, negro como la noche y fuerte, pelo de indio, pasando por su cara varonil, su ceño fruncido su nariz de boxeador, una nariz que para respirar necesitaba hacer ruido, necesariamente, tenía la determinación de hacerse notar, pero los labios, ah, los labios, los labios eran cosa sublime. Tenían el color de una avellana, no eran rosados y aristocráticos, no: eran labios de pueblo, vagamente mestizos y de morder. Los dientes sonreían y suavizaban a su pesar el conjunto de aquel rostro implacable. Y cuando sonreía la boca, el rostro tan severo perdía su fuerza pues los ojos no se quedaban atrás y se achinaban para dejar paso a dos hoyuelos que poco a poco iban abriéndose paso junto a la boca, lo que afeminaba el conjunto hasta hacerlo deseable por hombres y mujeres. Afortunadamente las sonrisas no abundaban en el rostro de ese hombre tan severo.
El café estaba caliente... Continúenlo ustedes que a mí ya me entró sueño.
domingo, 19 de abril de 2009
Fragmentos de una lectura en la que participé
Lástima que la grabación no salió bien, pero en cuanto me pasen una que está completa se las cuelgo. Entre tanto, aquí les dejo con un par de poemas.
sábado, 18 de abril de 2009
Matemáticas espirituales
Una vez un gran amigo me dijo acaso la verdad más importante de mi vida: que el amor que sentimos siempre nos enriquece, da igual si no es correspondido, y que este éxtasis, este desequilibrio que nos produce es nuestro premio y no otro. Cuánta razón tenía: el amor es una materia demasiado elevada como para maltratarla con sumatorias. Tengo que confesar que luego de esta revelación mi vida dio un giro importante. Desde entonces todo intento de medir o verificar el amor que recibo me parece una vulgaridad, y cuando algún amigo me habla en términos capitalistas sobre este tema, me pongo de los nervios, y eso sucede a menudo, porque en este mundo pocas son las almas nobles, capaces de entregar amor sin pedir nada a cambio. Es tan difícil poner en práctica esta teoría que a mí misma me cuesta muchas veces renunciar a mi arcaico modo de pensar, y constantemente me equivoco y retrocedo, pero ése, sin duda alguna, es mi ideal. Eso no significa que no me permita odiar, hacer una burla, o que ponga la otra mejilla como Jesucristo, no es mi intención ser perfecta, pero en lo que concierne al amor prefiero no saber cuánto hay en el depósito y si por mi imprevisión un día resulta que me quedo sin ese combustible, ya lloraré, pero en su momento, antes ¿para qué?
He de decir que desde que estoy aplicando esta teoría soy mucho más feliz y mis relaciones son mucho mejores. Tiene algo del budismo, por aquello de la no posesión, y algo de cristianismo, por lo del amor al prójimo, pero les aseguro que no hay que ser castos para llevarla a la práctica.
viernes, 17 de abril de 2009
Cabeza mala
La verdad es que hace ya un tiempo que ando preocupada porque ya voy teniendo una edad en la que se supone que he de sentar cabeza (se supone). Yo creo que mi problema radica en que no he tropezado aún con mi destino, y todas estas piruetas que hoy hago son danzas alrededor de la hoguera en que un día no muy lejano he de quemarme al fín. Constantemente siento que mi vida no es mi vida, como si en realidad estuviera pasando el rato, aguardando el momento definitivo para dar el salto y montarme en ese vagón afortunado hacia mi verdadero yo. Ah, pero soy obsesiva con ese tema, me repito hasta la saciedad, lo sé, no me lo digan, esta indecisión y esta tibieza me van a hacer perder todos los trenes. Lo sé, y hasta he pensado en eso, últimamente incluso he dado saltos arriesgados: he estado largas temporadas bajo la piel de una de mis probables identidades, pero al cabo me aburro, enseguida me entra la urticaria y empiezo a cuestionarme que quizás yo no estaba hecha para eso, y todo vuelve a empezar. Pero sin dudas el mayor problema es que me gustan muchas cosas. No soportaría hacer toda la vida lo mismo, en eso estoy de acuerdo con la loca que vive en mí, y quisiera creer que no estoy hecha para una vida convencional, aunque a lo mejor me equivoco, pues mirándome bien, lo irónico de todo es que en el fondo tengo una vida bastante convencional y así no me va mal. Lo que pasa es que soy inconforme, o estoy ociosa, o ambos.
Cada vez que veo a alguien feliz, me maravillo, pues mi inconformidad es tanta que a veces hasta me hace sufrir. Sufro por situaciones hipotéticas y problemas futuros, sufro de temor anticipatorio como diría mi gran amigo Antonio, sufro de poesía y de cálculo, porque lo mío es sufrir. Menos mal que el que duerme al lado mío se ríe de todos mis fantasmas y me hala por una pata cuando me voy volando, y en las noches en que no quiero ir a la cama me arrastra de la oreja y me encadena -que las noches se hicieron para dormir y los días para estar despiertos- y como él es diurno me abre las ventanas y me saca las sábanas y yo protesto y lo insulto pero sé que en el fondo tengo que agradecerle que me sacuda el polvo de la noche, de esos parajes oscuros por los que me pierdo, oveja descarriada, trashumante.
Todo eso está bien, pero el olvido es algo que me preocupa. Me gusta, no lo voy a negar, hacer cada día una cosa nueva, pero me preocupan las consecuencias, porque el olvido hiere de un modo traicionero. Si yo tuviera memoria de elefante otro gallo cantaría. No olvidaría los cumpleaños de mis amigos, no olvidaría poner mis cosas en orden ni hacer las tareas importantes que ahora debo apuntarme como si fuera lerda. Si yo fuera organizada y metódica ya me hubiera puesto a escribir una novela, sacarme un doctorado, cualquier cosa de provecho... sin embargo vivo en el imprevisto, en la sorpresa de esperar lo que el día de mañana me traerá, en eso me parezco a mi familia materna que tira la casa por la ventana y arma la fiesta siempre que se puede. Y si al día siguiente no hay nada de comer, ah, pues no pasa nada, ya vivimos la vida. No puedo negar que soy cubana, como me dice mi amiga Luisa: "qué cubana eres", y con eso se refiere a que no me preocupo demasiado por las cosas, confiando en ese refrán que me encanta y que dice "Dios proveerá".
Y no crean que no sé toda esa cantinela de que "al que madruga, Dios lo ayuda", o que "el que da primero da dos veces", o eso de "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy", pero he llegado a pensar que esta pachorra, esta mala cabeza y este olvido son una parte de mí que me tengo que tomar con filosofía, yo soy así, con estos bueyes hay que arar, y aunque quiero cambiar para mejor, no estoy segura de que lo logre, por eso pido perdón a todos aquellos amigos que han sufrido alguno de mis olvidos, de mis embarques, voy a decir como ese cartelito que ví por ahí por internet: "estamos trabajando para mejorar el sistema, lamentamos las molestias que esto pueda ocasionarle".
viernes, 10 de abril de 2009
Frank Delgado - Son de la suerte esdrujula
Disfruten de estos días de vacaciones. Y no olviden llevar siempre la música con ustedes.
jueves, 9 de abril de 2009
Un trompetista en el malecón habanero toca "Siboney"
Este buen señor se gana la vida tocando a demanda para los turistas y cubanos con dinero que van a pasar el rato en el Malecón. Siento que el vídeo esté inconcluso.
domingo, 5 de abril de 2009
La autopista del sur
jueves, 2 de abril de 2009
Marginal
Este tiempo marginal me ha enseñado lo bello de la vida, de los instantes tiernos, de la solidaridad entre quienes nada esperan de esta sociedad que los ignora. El valor de una mano en el hombro, de una sonrisa a tiempo, de una carta escrita sobre papel, a la antigua, ya que no cuesta nada. El valor de la consideración, y de la amistad verdadera, a toda hora.