A veces los niños nos dan lecciones maravillosas. Vean aquí a Santi, el maravilloso hijo de Marcela, que a su corta edad ya escribe cuentos tan filosóficos como éste.
Me encanta este niño, dicho sea de paso, es tan inteligente y despierto como pocos he visto.
Lo que más me gusta es el final de cuento, lástima que lo cogí empezado.
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