lunes, 19 de abril de 2010

Bossa

Como una bossa nova, tranquila y elegante, así me siento yo a esta hora de la noche. No bebo, porque no me hace falta impresionar a nadie, tampoco tengo un objetivo en mente, pero me siento como si tuviera una copa entre las manos, un martini, por ejemplo, -seco, está de más decirlo-. Allá al fondo ya suena el contrabajo, y yo toco mi teclado como si de un piano se tratase. Voy a empezar mi performance, y muevo mis cabellos a un lado y hacia otro con swing, miro hacia abajo, sonrío, cierro los ojos y me concentro en el ritmo armonioso... todo es tan exquisito, tan preciso en sus breves matices de luz, que me pregunto por qué la vida no es así de ligera como esta bossa nova que me despega ahora mismo del suelo. El saxo me hipnotiza por un rato, y no puedo dejar de seguirlo... Saxo, voz de hombre que llora sin querer, que pide un poco de cariño, y con esas maneras tan dulces no se puede hacer otra cosa que corresponder, saxo, sexo, voz, cariño... te daré lo que pides... Y me arranco a cantar yo también, bajito, como canta mi querida Rosa Passos, con esa voz de niña que sin embargo resulta tan desgarrada a veces; voz de madre que acuna a su hijo, porque, quién lo duda, todos nos volvemos pequeñitos cuando la escuchamos. Si pudiera cantar como tú, Rosa de mis amores, si la vida entera fuera como esta bossa refrescante y ligera, y uno se pudiera dejar llevar por sus acordes hasta quedarse tiernamente dormido con una sonrisa entre los labios y una ilusión en el bolsillo...

Rosa Passos Wave (Solo Version)

Esta es una buena canción para escucharla acostado junto a esa persona especial, y es que "É impossível ser feliz sozinho..."

Pero no termino - Alain Pérez - Videoclip en Alta Calidad

¡Pero qué buena está esta canción! Este Alain se quedó vacío. Qué ganas de bailar un buen casino me entran ahora mismo. Disfrútenla.

sábado, 17 de abril de 2010

Divagaciones

Hay un poema de Mario Benedetti que comienza así:

"Vuelvo, quiero creer que estoy volviendo
con mi mejor y mi peor historia
conozco ese camino de memoria
pero igual me sorprendo."

Y yo no sé por qué vuelvo a aporrear estas teclas como si necesitara hacerlo, invocando el poder de la escritura para ayudarme a solucionar esas dudas que me atormentan (hay tantos caminos en esta vida, que se hace difícil saber cuál elegir. Hay tantos misterios inexplicables...)
Durante este tiempo he llegado a pensar que no iba a ser capaz de volver a escribir, que no tenía sentido seguir lloviendo sobre mojado (tanta palabra escrita que hay que leer y uno pretendiendo absurdamente descubrir el agua tibia). Pero es como un mal vicio esto de escribir, y además es el único modo de llegar allí donde no llego con mi pensamiento o con mi persona.
Encima viene algún amigo y me dice que vale la pena, y yo me maravillo aún más al darme cuenta del poder de este acto íntimo que comenzó sin ninguna pretensión, o mejor dicho, con una sola pretensión: llegar al corazón de esa persona a la cual nunca logré persuadir, y sin embargo, cosa graciosa, mis cantos sedujeron a otros navegantes, y no me ha faltado alguna que otra declaración de amor. Y es que la vida es una gran ironía, llena de equívocos y pistas falsas. Pero por eso mismo es divertido entrar al baile, porque por ahí suceden cosas asombrosas y al final nunca nos arrepentimos de haber comprado la entrada, aunque no haya sido como esperábamos, que de todo se aprende, dicen.
Sé que estoy siendo críptica, no se trata de que me entiendan, por esta vez prefiero quedarme en el terreno de la abstracción, que es mucho más romántico. Y como me siento tan cómoda en esta indefinición, en esta ambigüedad, que es acaso una metáfora de mi propia naturaleza volátil, he decidido que me quedaré aquí bastante tiempo, porque es como un columpio muy cómodo en el que me puedo balancear eternamente sin cansarme ni cansarlos. Balancearse es lo que tiene, que vas y vienes pero nunca te quedas en el mismo sitio el tiempo suficiente como para aburrirte.
Ah, la poesía, qué cosa subversiva... Tengo un amigo, Antonio, que es una especie de kamikaze que va con un libro de poesía a todas partes, y lo peor: lo lee de verdad, vive en clave poética. Y a mí me repatea que sea insobornable, absolutamente utópico, y que encima se ría de la vida desde su posición incómoda. Tengo que reconocer que me sienta fatal mirarme en su espejo, pues cuando lo hago me encuentro muy vulgar, ¿pero qué puedo hacer si aún no he encontrado la dosis justa de poesía para sobrevivir en este mundo cruel? Justificaciones, dirá el poeta, y con razón, pues no existe la medida exacta de poesía, eso es cuadricular la poesía, y además, ¿qué es poesía? (dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul). ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? ¡Averígualo tú!