Acabo de regresar del concierto de Oscar de León, algo que nunca en mi vida pensé hacer, pero Mallorca es una isla cargada de sorpresas, sobre todo en verano. Y como Baleares Sin Fronteras me invitó, pues para allá fui, a ver al Faraón de la Salsa, y les juro que no me arrepiento: qué orquesta tan buena, qué cantante único que a sus a sus 60 y tantos (largos) se desplaza ligero por el escenario, haciendo gala de una forma física espectacular.
Una cosa llamó mi atención: nunca, en los ocho años que llevo en la isla había visto a tantos cubanos asistir a un concierto. Cuando vino Gloria Estefan quizás, pero no vinieron tantos como esta noche, y paradójicamente no se sintieron tan identificados con la música. Y es que Oscar de León es para los cubanos un referente muy grande, no hay que olvidar que una buena parte de su repertorio lo ha tomado de la música cubana, de los boleros y los sones del Benny, que tan bien recreó por allá por los años 80 y que lo hicieron famoso.
Ah, yo estaba feliz y orgullosa oyendo nombrar a mi querida Cuba y viendo a mis compatriotas divertirse y sentirse tomados en cuenta como pueblo. Porque somos un país desastroso, nadie se acuerda de nosotros y estamos tan desunidos que da pena, tiene que venir un venezolano para recordarnos que existimos y que tenemos una música maravillosa, siempre tienen que descubrirnos desde fuera, es increíble, nos descubren los españoles (como los productores de Calle 54 o de la fusión entre Bebo & el Cigala, Fernando Trueba y Javier Limón, los venezolanos como Oscar de León, cuyo repertorio en este concierto era cubano en un 50%, los americanos como Ry Cooder, productor de Buenavista Social Club, etc. pero nosotros no acabamos de aprender a universalizar nuestra identidad. Aunque vamos aprendiendo, me consta, yo misma estoy tratando de poner mi granito de arena con Tumbaito.com.
Señores qué maravilla de concierto, lástima que el recinto donde se celebró fuera tan grande, porque esto hacía que se perdiera un poco la magia, pero aún así fue un espectáculo buenísimo. Yo ya lo he dicho y lo repito: desde que estoy aquí me siento más latinoamericana, conozco más a Latinoamérica desde Mallorca que cuando estaba en Cuba. Entonces conocía sólo referencias pasadas por el filtro noticioso de allí. Aquí he conocido la América profunda, esa que se divierte con música y poca cosa más, la que no es siempre la más instruida ni elegante, pero que sin lugar a dudas es espontánea, alegre, entrañable como no es Europa, por regla general.
Volviendo al concierto, con respecto a Cuba vale destacar que en el escenario acompañaron a Oscar de León dos músicos cubanos excelentes: Alaín Pérez, que es de lo mejorcito del patio, y que tiene ya en su haber tantos logros que no le caben en su currículum, y el trompetista Ismael González, quien ya había tocado con la orquesta de Oscar de León en sus giras. También había sobre el escenario una representación del baile cubano: el profesor de baile Gastón hizo una demostración de bailes cubanos a lo largo de todo el concierto. Fue una noche especial para los cubanos que pudieron experimentar el mismo orgullo que sentí yo cuando en reiteradas ocasiones este inigualable cantante mencionó el nombre de Cuba. Y fue para muchos una reivindicación, un reencuentro con su identidad perdida. Pocas veces he visto banderas cubanas ondear en conciertos fuera de aquí, y esta vez eran varias, y aunque a mí las banderas y el patriotismo exagerado no me gusten, me siento feliz por haber gozado de mi identidad cubana y de mi gente alegre y guarachera como no hay.
2 comentarios:
A Oscar D' Leon lo vi en vivo en el Festival de Varadero y recuerdo la emocion que transmite,recuerdo que despues se politizo la visita y vino la censura de siempre.
UN SALUDO: ROBERTO
Pues sí, Roberto, yo recuerdo entonces cuando dijeron que se había arrepentido de su viaje y acto seguido lo censuraron. Tontos que son.
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