domingo, 15 de enero de 2012

Entonces...

Visto lo visto queda sólo una solución: seguir viviendo, seguir confiando, seguir amando y disfrutando de lo bueno que aparece en la senda que elegimos tomar. De lo contrario la guerra estará perdida, el camino, trillado, y el vino, malogrado en su esencia, y será cuestión de tiempo que las raíces se nos pudran y nos quedemos resecos, mascullando recelos y amarguras.

Pero qué ardua tarea darse cuenta de dónde va el acento que brinda mejor sonoridad a nuestra vida... Qué trabajo de chinos revolverse el alma hasta encontrar la queja, la tecla del piano que, con su sonar hueco, estropea la melodía, el origen de la rabia.

Es mucho más cómodo quedarse quetecito, pues hurgar tiene eso: que puedes despertar a los fantasmas y como un mago inexperto, sacar una paloma donde tocara un conejo y de este modo perder el prestigio, la paz, la lozanía, o lo que sea que haya para perder. Claro que siempre puedes encontrar esa llave de tu felicidad, pero entonces, entonces, ¿qué hacer con ella? To be or not to be... this is the question.

1 comentario:

Ivis dijo...

Hola, la verdad es que estoy un poco triste, sí, pero no he tenido un hijo, hablaba de mi sobrino, que ha nacido el año pasado. No me hagas mucho caso, a veces me pongo melancólica sin motivo, aunque también ayuda que la vida da golpes que la hacen a una madurar. Ahora sin embargo estoy en un proceso de búsqueda de la felicidad, a ver si la encuentro. El hijo, espero, llegará también en el futuro próximo.