jueves, 28 de junio de 2007

Hermanos del alma

Hoy he quedado traspuesta con el recital de poesía que ha hecho Antonio Orihuela, poeta andaluz que vino a leer a El Último Jueves, invitado por Antonio Rigo.
Qué gozada de poeta, de poesía, de momento, de vida (según parece), qué maravilla, me he quedado con ganas de más, de traérmelo a mi casa para que me lea un poco cada noche antes de dormir. Así es como -a mi entender- debería ser la poesía, sincera, directa, quemante, no esos rompecabezas que a veces nos quieren vender como poemas unos señores estirados y muy cultos, pero con poca esencia.
De qué valen los libros si no pueden hacer mejores a quienes los leen, de qué vale la cultura si no nos libera de la vanidad, de los prejuicios. No valen de nada, más bien resulta un desperdicio: tantos libros en manos equivocadas, tanto lujo (porque la cultura es un lujo que muchos no pueden permitirse) para nada.
Pero luego viene este desconocido y te convence de que existe esa chispa que andabas buscando, ese ideal que creías perdido, y tú te sientes optimista, renovado, eufórico porque por fin ¡por fin! has hallado algo verdadero.
Y sin que hayas intercambiado una palabra con él, ya lo sientes hermano del alma.