sábado, 21 de julio de 2007

Recordar y olvidar

Cansada de productos enlatados, me dispongo a escribir algo actual para el universo invisible de los rascabuchadores electrónicos (sin ánimo de ofender).

Constantemente pienso en ideas y frases que no anoto por pereza o por la certidumbre de que se repetirán y tendré tiempo de volver a pensarlas y elaborarlas como es debido, puesto que todo en esta vida es cíclico, y puesto que sé de buena tinta que las mejores ideas, los mejores momentos y los mejores amantes no se pueden apresar. Ironías del destino.

Hace mucho tiempo que no tengo afán por captar la vida en su totalidad, sino que me entretengo en dibujar pinceladas, aproximaciones...

En los momentos más felices de mi vida, o ante los paisajes más bellos, nunca he tenido a mano una cámara fotográfica, casualmente o porque el destino lo quiso así. Ahora me he acostumbrado y no sé si por romanticismo o superstición me niego a congelar esos instantes en los que soy plenamente feliz. Que la felicidad total sólo puede ser preservada en el recuerdo, hasta que el olvido o la muerte lo permitan. ¿O no?

2 comentarios:

Yvette dijo...

Ivis, mi consejo: anota y aprieta el obturador cuantas veces sea necesario. Creeme que eso ayuda. Yo mientras he podido lo he apresado todo. Los amantes pasan a ser amigos, y asi quedan mejor las cosas.
Sigo con el consejo, comprate una camara fotografica y te vas a acordar de mi.
Besitos.

Ivis dijo...

Yvette,
Lo hago, bastante más a menudo de lo que crees. Tengo una cámara con la que apreso instantes, pero detrás de la lente hay la certeza, ya pesimista en sí misma, de que lo que se capte no será más que una pieza del puzzle, nunca el todo, siempre una pincelada, o, en el peor de los casos, una caricatura de la vida. Claro, esto es cuando me pongo trascendental, que también, como todos, poso en los cumpleaños detrás del cake. No me hagas mucho caso, es el lunes. Gracias por estar ahí.