Sobre el documental de Tele5 acerca de la prostitución infantil en Cuba

He vuelto a ver el documental de Tele5 sobre la prostitución infantil en Cuba y me parece infame.
Más allá de la consternación que me causó al principio, y esa rabia que sigue dando vueltas en mi cabeza porque no concibo cómo se ha llegado tan lejos en Cuba, país que en algún momento llegó a ser un lugar seguro para vivir y crecer (los de mi generación, sin ir más lejos, crecimos seguros y protegidos hasta la época del Período especial), en este segundo visionado de la cinta pude ver los detalles que la hacen, a mi modo de ver, deleznable.
Partiendo de la base de que no es mi interés tapar el sol con un dedo, pues soy la primera indignada con el fenómeno que el documental deja al descubierto -en particular lo concerniente a los profesores que se prestan al juego, los cuales espero que ya estén todos en prisión, como se merecen- quisiera manifestar mi desacuerdo con el modo tendencioso en que son relatados los hechos en función del sensacionalismo del reportaje, dando entender que todas las mujeres cubanas, especialmente las jóvenes, somos prostituíbles. Semejante aberración sólo cabe en la cabeza de gente enferma, gente lasciva como el reportero (que asco me causó) que narra los hechos no con cierto deje de satisfacción y morbo. Se le ve que disfrutaba el muy cabrón hablando con las infelices y aprovechándose de su puta ingenuidad para sacarles confesiones íntimas que no venía al caso mostrar. Puta, sí, porque las cosas hay que llamarlas por su nombre, pero al fin y al cabo ingenuas, porque si algo queda demostrado en este infame documental es que allá en Cuba habrá maldad y zafiedad, pero nunca como la de este mundo "civilizado" que genera personajes tan cobardes e inescrupulosos que se aprovechan de la miseria humana y encima se pavonean.
En fín, me siento muy ofendida con este documental, no sólo por la evidencia (ya sabida) de que Cuba es un país de mierda donde la miseria y la corrupción han llegado demasiado lejos y por la vergüenza que esto me causa, sino también porque sé darme cuenta de la prepotencia con que se mira desde este primer mundo a las naciones del tercero y más si son antiguas colonias; una mirada que mezcla paternalismo trasnochado con la falta de escrúpulos más absoluta.
Ah, y esa toma de la cámara desde debajo de la escalera del pre que tanto repiten a lo largo del documental es realmente de mal gusto y hasta me atrevería a decir que denunciable, como el resto del reportaje.
Desde aquí exhorto a todos los cubanos y sobre todo cubanas que se sientan ofendidos a hacer una campaña para denunciar a Tele5 por su falta de escrúpulos.
También, todo sea dicho, me gustaría iniciar una campaña de divulgación del documental en Cuba (tengo en mi poder una copia que puedo facilitar a todo aquel que me la pida) para ayudar a terminar con esa lacra que tanto daño hace a la sociedad cubana. Aunque soy consciente de que si no se acaba la miseria humana y moral de aquel sistema, poco se podrá hacer para detener este fenómeno, pues siempre habrá enfermos mentales que vayan a Cuba en busca de sexo con niños y niñas, y mientras haya hambre y pérdida total de valores, continuará habiendo oferta para tan decadente demanda.