Hoy estaba mirando Habana Suite, -es increíble pero no la había visto, como me habían dicho que era tan deprimente había preferido evitarla-. Pero hoy, navegando en ese blog maravilloso que es Cine Cuba, (existe otro que se llama Cinema Cuba) desde donde pueden verse muchísimas películas cubanas, me decidí a adentrarme en la materia. Y fue mejor de lo que esperaba, mucho mejor, de hecho. Me encontré ante una obra de arte de gran calidad, aunque tienen razón quienes la tachan de deprimente: es triste, lenta, como la vida en la Habana, que se debate entre ausencias y miserias. Una ciudad, la Habana, donde nada es lo que parece, como bien refleja la película de Fernando Pérez. Una ciudad decadente, cuya decadencia enamora a la cámara, para desgracia de los habaneros que sufren los flashes de los turistas, como si fueran atracciones de feria.
Mirando los trabajos que pasan los cubanos para todo, -trabajos que pasaba yo también, aunque con la distancia parece como si se borrara esa parte de los recuerdos-, me doy cuenta de que hay una serie de cosas que afortunadamente he dejado de hacer. El día que en Cuba la gente deje de tener que hacer esas cosas, yo seré feliz.
He aquí la lista, que seguramente puede ser ampliada.
- Escoger el arroz
- Bañarme con cubito
- Caminar largos kilómetros por falta de transporte
- O, en su defecto, pedir botella (hacer autostop)
- Cocinar y comer frijoles, día sí, día también
- Llevar siempre en la cartera: una jabita (bolsa de nylon), por lo que pueda encontrarme en el camino; papel sanitario, porque en los baños públicos no hay; monedas para pagarle a la señora que limpia el baño y algo de perfume o colonia, para disimular el olor a petróleo quemado que se le pega a uno al caminar por las calles habaneras
- Tener que dejar el bolso en el guardabolsos a la entrada de una tienda, aunque vaya solamente a asomarme para hacer una pregunta. Hacer cola para entrar a una tienda.
- Tener que preocuparme de llevar siempre el carnet de identidad, para tenerlo cuando el policía de turno me lo pida, por su santa voluntad o por el hecho de ser joven y mujer
- Bañarme con jabón y sentir asco si éste se cae al suelo o tiene pelos
- Fregar incómodamente, con jarritos de agua, cuando no hay agua. Ahora si no tengo deseos, uso el lavavajillas, pero en caso de querer hacerlo a mano, no tener que diluir el detergente en una dilución infinita para que rinda, aunque la grasa no se vaya. No sufrir que se me despellejen las manos por el uso de los productos irritantes que venden en el mercado. Fregar con una esponja adecuada y no con un trapo.
- Comer pan sin que esto signifique lastimarme la boca con ese producto reseco que hacen pasar por pan.
- Comer croquetas confiadamente sin cuestionarme de qué serán
- Comer ensaladas y frutas variadas en cualquier época del año
- Comer pescado fresco cuando se me antoje. Comer camarones sin que esto sea un delito
- Zurcir, remendar, hacer dobladillos, tener que ser "curiosa" por el hecho de ser mujer.
- Lavar los zapatos por dentro y por fuera con agua y detergente, aunque se despeguen, teñir zapatos y ropa para hacerlos pasar por nuevos, tener que planchar con planchas que no estiran la ropa.
- Combinarme hasta la saciedad, tener "ropa de andar" y "ropa de salir"
- Pintarme las uñas de las manos y los pies cada semana
- Llevar aretes (pendientes) y collares aunque no tenga deseos o no me peguen, (ante la posibilidad de ser excomulgada por ir sin aretes)
- Tener que aguantarle zoqueterías a los tipos que no me caen bien, tener que decir gracias cuando me dicen un piropo que no he pedido para que no me digan malagradecida.
- No tener que dejar entra en mi casa a quien le de la gana de venir a tocar a la puerta, ya sea el presidente del comité o la vecina de al lado. No recibir visitas inesperadas, no tener que ir a trabajos voluntarios o que te despierten los pioneritos el día de votar.
En fin...
15 comentarios:
El otro día escuché a dos dependientas cubanas en un supermercado en Miami.
- Ay, chica, con lo cara que está la gasolina, ¿por qué tú no desconectas el aire acondicionado del carro?
- ¡No, mijita, qué va, yo ya no me las doy más de perra!
¡Qué interesante! (no encontraba otra palabra, aunque interesante no es la adecuada...).
Me han llamado la atención estos dos "apuntes femeninos":
-Pintarme las uñas de las manos y los pies cada semana
- Llevar aretes (pendientes) y collares aunque no tenga deseos o no me peguen, (ante la posibilidad de ser excomulgada por ir sin aretes)
¡¡¡¿¿Es una OBLIGACIÓN para la mujer cubana pintarse las uñas de las manos y los pies cada semana y llevar aretes??!!!
¡Ah! Habana Suite... ¡un 10!
YHola Ivis. si que hemos dejado cosas atrás! Yo añadiría:
- Tener que soportar la peste de la basura que se acumula en la esquina todo el año (sin que haya huelga, que eso no existe- los proletarios sociolistas no tienen semejante ocurrencia), con las consiguientes cucarachas, ratas, etc.
- Soportar las picaduras de los mosquitos trasmisores del dengue, y como mal menor dejar que me fumigen la casa con aquella cosa apestosa (por cierto, una vez perdí un gatico por esa gracia, se asustó tanto con el ruido que arañó a mi hija y salió corriendo para nunca volver).
- Casi desmayarme con la peste a grajo en el camello, y colgarme a riesgo de caerme de la puerta de la primera guagua que pare en mi parada.
Bueno, mejor no sigo que me deprimo. Intentaré ver Habana Suite, que yo tampoco la he visto.
Besos,
Ana
Nota: Estoy haciendo unos minireportajes de mis visitas andaluzas, ayer puse el de Granada, hoy estoy preparando el de La Alhambra y mañana lo intentaré con Gibraltar, que me encantó. Espero que me visites y me digas algo!
Jajaja, Güicho, yo creo que allá en Miami se pasan, no he ido pero me parece que la "especulación" debe ser total.
Igual me equivoco.
La expresión "yo ya no me las doy más de perra" es demoledora. Qué fuerte, como dicen por aquí.
Queseto: yo creo que si no es una obligación se acerca mucho. Sobre todo en las mujeres jóvenes. A mí me han dicho alguna vez en una botella: "qué muchachita más bonita, lástima que no te aregles las uñas, si te las pintaras estarías más bonita". Como para abrir la puerta del carro y romper caída. Jaja.
Y lo de los aretes, no sé, pero a mí eso me atormentaba mucho, si no llevaba aretes me sentía "marimacho". Pero claro, eso era a mí y en mi primera juventud, ahora si viviera allá quizás mandaría lo de los aretes a freír espárragos.
En Cuba hay mucho machismo.
Ana,
Qué recuerdos más olorosos, nos traes, pero ciertos. Esas basuras de Cuba con todo regado por el suelo, buah, qué asco. ¿Y qué me dices de los planes tareco? ¿Y los charcos donde hasta nacen renacuajos? ¿Y las cacas de perro por la calle? Lo de los fumigadores es algo indignante, sin avisarte y a cualquier hora te tocan para fumigar, y no te puedes negar. Yo en alguna ocasión me negué, prefería los mosquitos al ruido insoportable del aparato y la peste. Imagínate la situación: tú estás tratandoi de coger la inspiación poética, y en eso tocan el timbre, y ¿a quién te encuentras? A uno con cara de delincuente y uniforme que dice que es fumigador. Tú estás sola, lo piensas y le dices que no lo vas a dejar entrar porque estás sola, y el tipo que insiste y casi que te amenaza, ah, qué amargura... Lo que más disfruto del capitalismo es no tener que dejar entrar a mi casa a nadie que no sea de mi agrado.
Ah, y en el camello por suerte no me montaba, prefería hacer botella. Pero es terrible, terrible.
Pasaré a ver tus reportajes.
Hola Ivis veo que se critica mucho lo nuestro,yo a veces hasta extraño esas vulgaridades,en cambio aqui no hay mucha diferencia,el olor a pipi de perro cuando les da el sol en las aceras,el mal olor en los ascensores en el invierno,te aseguro que si ves el programa gente de la 1te quedas con la boca abierta a veces dices coñoooo y yo que pensaba que solo era en mi pais,es solo mi opinion,saludos
Hola Amor
A veces, tan solo a veces
Yo
Hervir el agua de tomar...
Anónimo, en todas partes cuecen habas, dice un refrán, y es cierto, de la vulgaridad no escapa casi ningún lugar, aunque aquí, al menos, puedes cambiar el canal. Además, es en tono de broma, no quiero caer en reflexiones serias.
Saludos.
Querido, me dçrecordaste una canción: "A veces tú, a veces yo..."
Un poco chea, cierto.
Betty, me acordé de otro: descargar el baño con cubo de agua, algunos baños, la mayoría, no funcionan bien.
Hacerle la leche a los niños con agua hervida y seis cucharadas ¡Bien contadas! de aquel polvo blanco que venía en paquetitos por la libreta.
A los fumigadores, como venían haciendo bulla desde lejos, les cerraba la puerta a cal y canto y ya podían romperse los nudillos tocando a la puerta.... que por cierto, tocaban como si fueran el dueño de la casa.
¿sólo eso dejaste en La Habana? y ¿los amores?, ¿la infancia y la primera juventud?, ¿la familia?, bueno pero alégrate sólo dejaste cosas malas atrás, yo en cambio, tengo mucha nostalgia de todo lo maravillosamente humano que viví y dejé: el olor del café de mi madre al despertar..., el beso puntual y sonriente de un buenos días sentido...,su abrazo y su consejo, y de mi podre, de mis abuelos, de mis amigos...cuántas cosas tengo de menos aquí, disfrutando del capitalismo, donde cada día por tv salen escenas de mujeres maltratadas y asesinadas por sus parejas y... no pasa nada
No chico(a) no, claro que dejé más cosas, pero si lees bien he puesto sólo las cosas con las que pasaba trabajo, pero si vas a algunos posts míos anteriores, como el titulado "Regreso", verás que yo tampoco soy de piedra. Por supuesto que Cuba nos duele, pero cuand uno lleva cierto tiempo de este lado y, como me ha pasado a mí, ha interactuado con su entorno, se ha abierto a nuevas amistades, dándose cuenta de que el mundo es, al fin y al cabo sólo uno, entonces puedes frivolizar con ciertas cosas con la convicción de que no son sagradas, y con la certeza de que ya no lastiman, al menos no de esa manera como quizás lo estás viendo tú ahora. Créeme cuando te digo que ni aquello es tan malo ni esto es tan bueno y viceversa, y que mujeres maltratadas hay en Cuba a montones, lo que pasa es que no salen en el noticiero.
Trata de relativizar, que este capitalismo no es tan monstruoso como nos lo vendieron, aprovecha las cosas buenas que (también) hay a tu alrededor. Quizás no sepan igual (nunca nada sabe igual) pero son, y un día quizás si vuelves a Cuba las extrañarás o te darás cuenta de que has estado ciego(a) y has perdido todo este tiempo. Perdona la perorata, te lo digo de corazón.
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