Ando aprendiendo a ser cubana de nuevo, es increíble pero uno se desacostumbra a los esquemas y va por la calle creyendo pasar desapercibido, cuando lo que lleva es un cartel en la frente que dice: no soy de aquí. Y es que hay algo que tienen los cubanos de aquí que los distingue. Es la actitud, el modo de andar cadencioso, la mirada descarada, la suavidad en la voz, el acento, la alegría, no sé, algo que no traemos los que venimos de fuera, al menos yo, que al llegar vengo con la mirada extraviada, con esa sensación de derrota que se nota en los hombros, esta guerra interior que me desangra: to be or not to be…
Pero pasan los días y una vuelve a andar erguida, a presumir de atributos, y vuelven los piropos: “niñaaaaaa, si te cojo…” y una sonríe porque sabe que detrás de esas palabras no hay un obseso sexual, sino simplemente un hombre que, a su forma, intenta ser galante, según los esquemas cubanos, (que son machistas, cierto, pero por esta vez inocuos y simpáticos) y ahí te dices que qué pueblo más retozón el que te ha tocado en suerte, así como qué suerte que todavía te admitan de vuelta en la tribu. En tu caso sólo es preciso ponerse aretes, pintarse las uñas y caminar erguida, ser simple y dejarse llevar (esto es lo más difícil). Luego toca sentarse a esperar los piropos -que llegan, por supuesto que llegan porque el hombre cubano sabe ser gentil y premiar la belleza, al igual que la mujer sabe hacerse notar, y ser bella-. Este es un pueblo de románticos que lo dan todo a cambio de una ilusión; estetas exigentes que no toleran la falta de armonía, de ritmo o de sensualidad.
Cuando el cubano se viste para salir, llama la atención su elegancia a pesar de las limitaciones. Esto no es casual: el cuerpo, la persona y su presente, son el verdadero y único patrimonio de la mayoría de los cubanos. Todo lo que contribuya a adornar a esa persona adquiere aquí un carácter crucial. Pero además de todo esto, hay algo que me sorprende y me admira de mis compatriotas, y es la capacidad de apostarlo todo a una causa, a un objetivo, que puede ser simplemente vestir a la moda, lo cual en Cuba es harto difícil, o cosas más rebuscadas como hacerse un santo u organizar una fiesta de quince, pero sea el empeño que sea, para mí tienen algo de heroico, pues implican elevarse y abstraerse de la precariedad circundante (asfixiante) y realizar esfuerzos sobrehumanos para lograr un objetivo, muchas veces simbólico. Y todo con alegría, lo cual me maravilla aún más.
Quizás exagero, quizás me estoy ablandando con la distancia, como dice la Betty, chi lo sa?
17 comentarios:
Precioso todo. Y entiendo tu sorpresa. Pero lo que me sorprende más a mí, si es que algo me sorprende, es que olvides tan alegremente que hay cubanos que tenemos prohibida la entrada a ese país. Nos prohiben disfrutar de esas sorpresas que tanto te divierten. No dejes de decirlo por allá, por favor.
Disfruta tu estancia habanera , Ivis. Es lindo contrastar nuestro ideal con la realidad y ver las diferencias, sumergirse en la voragine por un tiempo, recrear nuestro ser pre-emigrante. Estas viendo la Isla con los ojos del cubano devenido Europeo que se maravillaba donde nosotros solo veiamos obstine, que veia nuestra risa maravillosa aun cuando esta fuera el ultimo recurso.
Un saludote desde Texas
Ivis, muy lindo, pero si, estas de cierta forma ablandandote, o mas bien olvidando. Recuerda que no es lo mismo tu mirada que la del que vive alla, por muy "alegre" que parezca. Yo reia tambien, aun cuando me moria por irme, cuando me sentia frustrada, cuando me sentia infeliz y envidiaba horriblemente a todo aquel que estuviera en la posicion que tu y yo estamos hoy.
que riera no quieria decir que estaba contenta con mi destino y mi vida en aquel momento. por eso la cambie.
Lo que pasa es que regresas y como dices, te dejas llevar. llevar por la emocion de ser cubana y estar entre los tuyos. Yo fui ahora y tambien rei y me diverti y disfrute, pero eso no quiere decir que no veas mas alla de esas sonrisas.
tu lo sabes, lo que pasa es que te ha entrado en bichito de la poesia...porque puedes.
un saludo, y disfruta nuestra islita tan linda.
Jorge:
Lamento el despiste, yo nunca he olvidado que hay quienes no pueden venir, y créeme que lo siento y me indigna muchísimo y he hablado de ello en anteriores posts. Es algo que nunca voy a entender. Lo mismo te digo a tí, Lissette, tienes mucha razón, no se puede ser superficial en estos temas, menos cuando hay tanta gente pasando trabajo, y no era mi intención serlo, sólo quería hacer un homenaje a la eterna sonrisa del cubano, a pesar de todo.
Créanme que no olvido en ningún momento las penurias ni los desmanes, y que cada vez que puedo intento abrirle los ojos a la gente sobre éste y otros temas, aunque aquí se me haya subido lo que tengo de ligera.
Julio querido, un abrazo para tí.
Queridas Ivis, no se me hubiera ocurrido pensar ni remotamente que eres ligera, para nada! Me gusta mucho lo que escribes incluyendo este post.
Lo que quise decir es que te comprendo pero que lo escribiste en un momento de poesia, linda, pero que tu y yo sabemos que detras de esas sonrisas hay muchas tristezas.
no te disculpes, por favor, a veces uno escribe llevado por lo que esta viviendo o pensando y para mi eso es lo lindo de tener un blog.
muchos saludos para ti.
Liset: Gracias por esas lindas palabras, María, así mismo, hay que disfrutar que mañana no sabemos qué pasará.
Hi china.
Venia a dar cuero, y no pude, me envolvió tu regreso, yo te entiendo, pues lo he vivido en propios huesos. Eso mismo sentí cuando estuve, esa sensación primaria de no pertenencia, ese complejo de insularidad retrograda.
Mi fortaleza construida por meses antes del viaje, la destruyo el primer soborno consentido, la primera sonrisa, la primera confesión, las primeras lágrimas. Sentí como tú ese dolor de Habana derruida y la imperante necesidad de cambiarlo todo y ver como poco a poco la soberbia absorbía lo decente de la gente. Que contarte China, lo viví, lo disfrute y lo sufrí a pesar de que aquí como allí, también cohabitan los cegadores de alas y los torturadores de insomnios.
Vívelo Alma, que mañana no sabemos si amanece
Yo
Chino, qué bueno tenerte de vuelta por aquí, me haces muy feliz.
Y qué lindo tú escribes, a ver si un día te conozco, pero para eso tendré que ir a Hialeah, ¿no?
Ivis,
En el preludio de mi viaje entretengo mis desvelos leyéndote.
Me hubiera encantado comentar en cada uno de tus últimos post, pero prefiero conversar cuando nos veamos.
Hay tanto sentimiento debajo de estas letras....
China
Me lees, luego existo
Yo
Siempre vale tomarse un momento para dar aliento a los bloggers como tú, por quienes siento empatía. Sigue posteando que acá en esta orilla también te leemos.
Me pongo en tu lugar y me imagino lo que escribes, como lo escribes...
Un beso,
AB
Bonitas reflexiones!
Lo que no entiendo es tu inicial sensacion de "derrotada"ante "lo real maravilloso" de nuestra gente.
Tu eres uno de ellos,como otros que estamos fuera de Cuba y como YO que, aunque me bloqueen e impidan saborear la alegria de volver a ver mi palma real,disfutar del azul de ese cielo y mar de mi querida isla,sufro tambien desde la distancia con fuerza y esperanza de poder volver algun dia.
No te sientas infeliz,pues tambien a tu manera vives tu sueño desde otras costas en libertad,otros no pueden decir lo mismo.
Feliz viaje y estancia en EL CAIMAN
Saludos desde un Madrid frio y girs;ROBERTO
Yve, llámame cuando llegues, y si quieres también mándame tu teléfono por email y yo te llamo. Gracias, querida.
Dédalus, Aguaya, Roberto, un millón de saludos.
Sabes Ivis,tienes tanta razon y son tan verdad tus palabras que me han puesto muy triste,cada vez que voy a la habana es como si el tiempo se hubiera detenido,como si haber dejado Cuba fuera aun un sueno,y es que nosotros los Cubanos somos los seres mas maravillosos y humanos de la tierra,los cubanos los mas romanticos a pesar de mujeriegos y nosotras las mujeres las mas hermosas,y nuestro corazon el mas grande.
Para J Ferrer, no haberte ido de cuba, primero te vas y ahora quieres volver? me das risa chaval, escogiste no vivir ahí, pues ahora se consecuente.
Gente como tú, que se va d eun sitio y luego quiere regresar porque se arrepiente, me da asco.
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