viernes, 30 de noviembre de 2007

Más sobre Carilda

Resulta que Aguaya me ha escrito un email con unas notas aclaratorias, y he creído interesante que todos lo vean. Gracias Aguaya.

Dice la nota:

"Me desordeno, amor, me desordeno" lo escribió Carilda en el 1946. Aquí lo tengo ante mi vista en la edición del 93 de "Calzada de Tirry 81", por la Editorial Letras Cubanas (la primera fue en el 87). Te mando la portada y la contraportada adjuntas y aquí otro bien hermoso:

Muchacho...

Muchacho loco: cuando me miras
solemnemente de arriba a abajo
siento que arrancas tiras y tiras
de mi refajo.

Muchacho cuerdo: cuando me tocas
como al descuido la mano, a veces,
siento que creces
y que en la carne te sobran bocas.

Y yo: tan seria, tan formalita,
tan buena joven, tan señorita,
para ocultarte también mi sed

te hablo de libros que no leemos,
de cosas tristes, del mar con remos;
te digo: usted...

(1945)

8 comentarios:

Aguaya dijo...

Retomando la entrada anterior sobre Carilda con los comentarios que se hicieron y éste poema "Muchacho...", no digo yo si va a tener a sus pies a cualquier tipo de hombre que le pase por delante!!
Carilda, chica, dáme la receta! :)

Güicho dijo...

Creo que en realidad Carilda era tímida. De joven, quiero decir. Independientemente de su capacidad expresiva. El instinto me sugiere que, por entonces, había que entrarle a lo bruto. Bueno, eso necesitaba, pero probablemente se codeaba con blandos formalitos. De esa discordancia le salía la poesía.

GeNeRaCiOn AsErE dijo...

....ella siempre me ha parecido alguien esencialmente valiente, en un lugar donde el choteo es deporte nacional, esta poeta (que no poe-tiza) impuso sus palabras (¿atrevidas?) para reivindicar el sentido femenino del deseo.
...Sus poemas son la contraofensiva al asedio constante del sexo opuesto, que se vive en nuestras calles. Sin embargo, cada vez que le leo descubro que podemos ser iguales, a fin de cuentas lo somos, el sexo es como un baño de oro, detrás de sus brillos tarde o temprano aparece el metal desnudo, la esencia, la humanidad.
Bueno, apagando el tabaco,
Somos iguales, eso es lo que me llevo de Carilda.
t

Ivis dijo...

Concuerdo con Güicho el psicoanalista, Carilda lo que quería era que le arrancaran el refajo. Pero bueno, esto es choteo, como bien indica el asere Tony. Choteos aparte, su poesía tiene un valor indiscutible.
Tony, me encantó ese último apunte.

Aguaya dijo...

Creo que sí, que era tímida, pero que también disfrutaba el coqueteo con lo lo bruto ... pero sólo el coqueteo, miren éste:

Te mando ahora a que lo olvides todo

Te mando ahora a que lo olvides todo:
aquel seno de nata y de ternura,
aquel seno empinándose de un modo
que te pudo servir de tierra dura;

aquel muslo obediente pero fiero,
que venía de sierpes milenarias;
aquel muslo de carne y de me muero
convocado en las tardes solitarias;

aquel gesto al echarme en la locura;
aquel viaje al amor, de mi cintura;
aquel gusto en la piel a lirio extran~o,

aquel nombre pequen~o bajo el nombre,
aquel pecado de volverte un hombre
en el vicio feliz de hacerme dan~o.

(1955)

Ivis dijo...

Me encanta esta mujer, es pura pasión, pura energía sensual.
Me gusta mucho un libro que se llama "Se me ha perdido un hombre", que es pura agonía, yo me la puedo imaginas sufriendo en su casa de Matanzas, una casa que seguramente sería amplia, de estilo colonial.
No sé, me encanta esta mujer, no sólo por sus versos sino por el personaje que hay detrás.
Yo también le dejo con un poema de este libro, y es el siguiente:
DISCURSO DE EVA
Hoy te saludo brutalmente:
como un golpe de tos
o una patada.
¿Dónde te metes,
a dónde huyes con tu caja loca
de corazones,
con el reguero de pólvora que tienes?
¿Dónde vives:
en la fosa en que caen todos los sueños
o en esa telaraña donde cuelgan
los huérfanos de padre?

Te extraño,
¿sabes?
como a mí misma
o a los milagros que no pasan.
Te extraño,
¿sabes?
Quisiera persuadirte no sé de qué alegría,
de qué cosa imprudente.

¿Cuándo vas a venir?
Tengo una prisa por jugar a nada,
por decirte "mi vida"
y que los truenos nos humillen
y las naranjas palidezcan en tu mano.
Tengo unas ganas de mirarte al fondo
y hallar velos
y humo,
que, al fin, parece de llama.

De verdad que te quiero,
pero inocentemente,
como la bruja clara donde pienso.
De verdad que no te quiero,
pero inocentemente,
como el ángel embaucado que soy.
Te quiero, no te quiero.
Sortearemos estas palabras
y una que triunfe será la mentirosa.

Amor...
(¿Qué digo? estoy equivocada,
aquí quise poner que ya te odio.)
¿Por qué no vienes?
¿Cómo es posible
que me dejes pasar sin compromiso con el futuro?
¿Cómo es posible que seas austral
y paranoico
y renuncies a mí?

Estarás leyendo los periódicos
o cruzando
por la muerte
y la vida.
Estarás con tus problemas de acústica y de ingle,
inerte,
desgraciado,
entreteniéndote en una aspiración del luto.
Y yo que te deshielo,
que te insulto,
que te traigo un jacinto desplomado;
yo que te apruebo la melancolía;
yo que te convoco
a las sales del cielo,
yo que te zurzo:
¿qué?
¿Cuándo vas a matarme a salivazos,
héroe?
¿Cuándo vas a molerme otra vez bajo la lluvia?
¿Cuándo?
¿Cuándo vas a llamarme pajarito
y puta?
¿Cuándo vas a maldecirme?
¿Cuándo?
Mira que pasa el tiempo,
el tiempo,
el tiempo,
y ya no se me aparecen ni los duendes,
y ya no entiendo los paraguas,
y cada vez soy más sincera,
augusta...
Si te demoras,
si se te hace un nudo y no me encuentras,
vas a quedarte ciego;
si no vuelves ahora: infame, imbécil, torpe, idiota,
voy a llamarme nunca.

Ayer soñe que mientras nos besábamos
había sonado un tiro
y que ninguno de los dos soltamos la esperanza.
éste es un amor
de nadie;
lo encontramos perdido,
náufrago,
en la calle.
Entre tú y yo lo recogimos para ampararlo.
Por eso, cuando nos mordemos,
de noche,
tengo como un miedo de madre a quien dejaste sola.
Pero no importa,
bésame,
otra vez y otra vez
para encontrarme.
Ajústate a mi cintura,
vuelve;
sé mi animal,
muéveme.
Destilaré la vida que me sobra,
los niños condenados.
Dormiremos como homicidas que se salvan
atados por una flor incomparable.
Y a la mañana siguiente cuando cante el gallo
seremos la naturaleza
y me pareceré a tus hijos en la cama.

Vuelve, vuelve.
Atraviésame a rayos.
Hazme otra vez una llave turca.
Pondremos el tocadiscos para siempre.
ven con tu nuca de infiel,
con tu pedrada.
Júrame que no estoy muerta.
Te prometo, amor mío, la manzana.

Aguaya dijo...

Mujer total! Qué Carilda!

General Electric dijo...

Cúbani, deberías continuar con otros posts sobre algunas de las "herederas" de este tipo de poesía erótica un poco más recientes, la misma Gioconda Belli o alguien en esa línea

¿y qué tal la poesía erótica masculina?