jueves, 22 de enero de 2009

Sobre mi estilo

Me he quedado pensando en lo que dijo mi querido y nunca bien ponderado Manuel Sosa acerca de mi estilo, pues no sabía que tenía un estilo, y tampoco que éste hubiera ido variando con el tiempo. Pensándolo bien creo que la que ha ido cambiando he sido yo, mi grado de ingenuidad, que ha ido menguando conforme navegaba en las aguas turbias de la blogosfera cubana. Lástima, ¿saben?, porque no hay nada mejor que estar ajeno a todo, permanecer inmaculado. Al fín y al cabo la política es tan vulgar... no tiene la clase de la literatura ni del arte, y el periodismo (o lo que sea que uno hace desde un blog) no es literatura, por mucho que se disfrace. Pero supongo que no haber aprendido, no contaminarme, sería una señal de sordera espiritual, de poca humanidad. Es imposible mantenerse al margen; la vida te emplaza a que tomes partido, casi siempre de manera unilateral. Es imposible, y creo que irresponsable, evadirse cuando hay tanto por hacer: un país roto, una realidad adversa, un día a día insufrible para tanta gente dentro y fuera de su tierra.
En un inicio yo quería ser escritora, pero sólo de historias de ficción, de personajes raros, o de mis propios sentimientos y deseos. Así lo hice por un tiempo -así se puede estar toda la vida, metida en una urna de cristal, como los zapatitos de rosa-, pero hay que tener el corazón pequeño para no inmutarse, hay que estar en estado larval para no enterarse de que afuera pasan guerras, matan a gente, se pasa hambre... y aún así seguir escribiendo historias de amor.
Pero bueno, las cosas no son en blanco y negro, qué culpa tiene el poeta de que le crezcan versos, y el arte necesita de intelectuales puros tanto como de hombres apegados a la tierra que den cuenta de la realidad con palabras sencillas, yo me considero de esta última variante, hasta nuevo aviso.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu estilo se nutre de tu autentica sinceridad,te "desnunas"cada vez que comunicas y esto es lo que te distingue:al ausencia de "discursos"
Un Saludo:ROBERTO

Anónimo dijo...

Coincido con los comentarios de Sosa. Pienso que en ti se dan muchos factores positivos: tu insultante juventud, tu cultura literaria y tu amor por el periodismo. Una combinación que, dejando a un lado lo de la juventud (esa enfermedad que se cura con los años) puede llevarte tan lejos como tú quieras.

¿La receta? Trabajar, trabajar y trabajar. O, si lo prefieres, escribir, escribir y escribir.

¿No fue Picasso quien dijo aquello de que "la inspiración existe, pero tiene que pillarte trabajando"?

Pues eso.

Ernesto G. dijo...

Esto de escribir todos los dias en tu blog es un gran ejercicio. Si conduce a la literatura o no (whatever that means, ya no hay deficiones claras y precisas de nada, y quien dice que esto no es literatura, pero eso es otro tema), ya se vera. Por lo pronto, disfrutamos muchos tus escritos.

Ivis dijo...

María, gracias, eso vale mucho para mí, y es un compromiso, cómo no, para seguir escribiendo. Muy bueno el artículo, una opinión bastante objetiva. Gracias, guapa.

Ivis dijo...

Roberto: Aunque hace poco tiempo que me visitas, ya me resultas muy familiar. Gracias por estar ahí. Aunque a mi pesar he de contradecirte en algo, un escritor nunca es del todo sincero, porque aún cuando piense que lo está siendo, la verdad es que se reserva cosas para sí, se muestra como quisiera ser y no como es en realidad, claro que yo he sacado la cuenta de lo complicado que sería inventarme un personaje muy distinto de como yo soy en realidad, puesto que representaría un gasto de energías y recursos que no tengo, entonces puedo decir, que la única garantía es que dentro del personaje que yo soy al escribir hay un porcentaje alto de similitud con mi persona, también porque me asusta el descrédito; he visto a muchos escritores exitosos faltarse el respeto a sí mismos y terminar siendo infelices o grotescas caricaturas, y como yo no quiero eso para mí, pues prefiero pasar de ciertas tentaciones megalómanas y pisar más en firme, pero que conste que a veces uno muestra sólo lo mejor de sí, te digo todo esto, a tí y a quienes me ven cmo un dechado de virtudes, porque luego no quiero decepcionarlos si un día al conocernos quedan expuestas mis debilidades.
Bueno, tremenda muela que te he soltado.

Ivis dijo...

Ah, Manuel, qué subidón, querido profe. Oye, eso le levanta la autoestima a cualquiera. Te lo agradezco muchísimo.
Me encantaría volver a clase contigo, das unas clases muy interesantes.
Y gracias, profe.


Ernesto, este ejercicio me está abriendo el apetito para enfrentarme a retos más difíciles, espero seguir contando con tu complicidad, he estado visitando tu blog y veo que eres un compañero en este viaje difícil de la literatura. ¡Ahí seguimos!