Un hombre bueno

Tuve la inmensa suerte de conocer al Dr. Salvá un día en que fui de urgencias a su consulta en la clínica Palmaplanas por recomendación de un amigo. Antes de esto había visitado a otros ginecólogos que no me habían ofrecido la confianza que sentí inmediatamente al estar en sus manos. Era un profesional competente, pero, sobre todo, era un hombre afable, de trato exquisito y mirada sincera, y eso me gustó tanto o más que su extenso currículum vitae. Recuerdo que al salir de su consulta me vino a la memoria la praxis de los médicos cubanos, tan volcados en su relación con el paciente, tan cercanos, y me dije a mí misma que había encontrado al fín al ginecólogo que venía buscando para, llegado el momento, hacer el seguimiento de mi embarazo, tal era su carisma y la confianza que brindaba.
Pero he aquí que me he enterado de su trágico fallecimiento, y no sé por qué motivo (quizás hormonal) desde que lo supe no he podido parar de llorar. Es una cosa rara pues apenas tuve tiempo de conocerle -sólo estuve un par de veces en su consulta- pero siento como si hubiera perdido a un gran amigo, y sé que para la medicina balear y para su familia será una pérdida insustituible. Que descanse en paz allí donde esté.