viernes, 28 de septiembre de 2007

La dignidad y los charcos

Una persona que mira arriba
es una persona altanera
o pretenciosa.

Digna, sí, pero a qué precio,
la dignidad es algo subjetivo.

Y una persona que mira arriba
no es más digna que el poeta
que se detiene en los charcos.

La dignidad está ahí
pese al punto de vista que se escoja.

5 comentarios:

Alfredo Triff dijo...

Cubanita: Buena metafora la de los charcos. La uso, con tu permiso, esta man~ana.

Ivis dijo...

Gracias, a.t. pero no puedo ver tu blog, no has habilitado el acceso a tu perfil.
Pero gracias de todos modos.

Osvaldo Cleger dijo...

Creo haber leido alguna vez, que en la poesia tradicional japonesa el poeta llevaba una vida de mendicante, de alguien que trata de nutrir su experiencia con su cercania a "los charcos", a las veredas poco transitadas, a los parajes mas desconocidos para "ese que mira desde arriba"...

Los occidentales hemos creado el otro estilo del poeta que mira las telarañas de su oficina...

Ivis dijo...

Lo mío es una mezcla entre el estilo japonés, por lo de la búsqueda y el occidental, por lo de la oficina.
Soy un bicho raro, supongo.

GeNeRaCiOn AsErE dijo...

, un charco lleno de luz puede regalarte hasta el reverso del cielo, en él reposa o retumba la ciudad de los colores y tu rostro salta o se queda... porque es la otra parte de mundo contenido en ese fango, hay quien le pisa y le pierde, pero también “por suerte” hay quien lo encuentra y lo vacila.

A mí me gustan los charcos.
T