Espuma por la boca

Conversando sobre Cuba con un amigo español, comunista de bandera, me dí cuenta de que llegados a un punto me quedaba sin argumentos y sólo me salía espuma por la boca. No es que tenga la rabia, es que una vez que echan raíces en nuestra mente ciertos prejuicios es muy difícil desmontarlos. Los humanos somos esencialmente dogmáticos.
Mi amigo posee una especial predilección por el tema cubano, es de esos que en los años 80 se fueron a Latinoamérica a apoyar las revoluciones, en particular él se fue a Nicaragua, a apoyar al Frente Sandinista. Yo entiendo que para él, un hombre de principios, un idealista, un comunista convencido, trostkista para más señas, Cuba -y Latinoamérica en general- significaron una gran esperanza. Pero lo que me asombra y me pone de muy mal humor es que a estas alturas él y otros mantengan el mismo discurso. No puedo evitarlo, me parece una pose un poco esnob. Aunque por otra parte este amigo es historiador y sabe rebatir mis argumentos viscerales con razones que él cree objetivas (se salva porque que soy una negada para la historia). Yo ya le he hablado en anteriores conversaciones de los desmanes y las contradicciones de nuestro sistema y él es consciente, o eso me dice, por eso ahora sólo me limito a decirle que aquello no funciona, (y muevo la cabeza enfáticamente: "no funciona, no, no es la solución"). Y él me dice que el capitalismo sí que no funciona, que nos lleva a la quiebra, que se carga el planeta y agrega: si la revolución no hubiera pasado, Cuba sería otra república bananera más, con un nivel de escolarización semejante al de República Dominicana. Y ahí tengo que admitir que es cierto pero, le digo "no se justifica", y en ese momento quisiera explicarle tantas y tantas cosas pero la impotencia me ciega y termino hecha un lío, me cierro en banda a cualquiera de sus argumentos aunque en el fondo pienso que tiene una pequeña parte de razón. Y entonces me acuerdo de los países nórdicos y le digo: "el socialismo no funciona, lo mejor es un capitalismo socializado" (término prendido con alfileres desde los tiempos en que daba economía política del capitalismo). Y él me dice: "en Cuba eso no es posible, porque no está en el seno de Europa, y no ha gozado, como esos países, de una situación privilegiada a lo largo de la historia (hasta ahí llegaba yo, tampoco soy tan ignorante). El pastel no da para tanto; ahora las economías más fuertes se están resquebrajando, y todo porque China y la India han entrado en la repartición". Ahí ya estoy que me subo por las paredes y lo peor es que tengo que admitir que lleva algo de razón el muy puñetero. Pero no me convence, ese cuento me lo han hecho ya tantas veces que no cuela. Entonces me doy cuenta de que no vale la pena discutir porque él no conoce de la misa la mitad y está muy apegado a sus ideales, contra los que ya tengo un prejuicio tremendo a estas alturas, y para zanjar el tema, porque ya me tiene aburrida este problema sin solución, termino diciéndole: "mira chico, vete a Cuba a vivir como cubano y luego me cuentas".