Una mujer camina por las calles
luciendo su mejor sonrisa
como un juguete de vidriera
que pide a gritos ser comprado.
Hay sonrisa para todos,
está la diplomática,
la sonrisa seductora,
la de niña inocente,
y la de convencer a quien sea necesario.
Pero lo cierto de todo es
que tras de la sonrisa hay una mujer triste,
una mujer extraña,
que por este motivo no encaja
ni aún en su propio cuerpo.
Esa mujer sonrisa es como un pozo
de infinita tristeza,
un volcán en peligro de erupción
que nunca se sabe cuándo y cómo estalla.
El llanto la sorprende sin quererlo
en medio de una fiesta,
o en la calle
mientras hace las compras
cualquier día del año
(da igual que sea festivo).
Y la sonrisa que sigue pegada
a su cara,como una careta,
le desfigura el rostro en una mueca,
le desvirtúa el llanto
en una risa histérica.
Pobre mujer que no puede llorar,
que anda de risa en risa tras el llanto.
Y cuando llora
entonces se transforma
ya no en un arcoiris,
ni siquiera un Pierrot,
sino en una grotesca,
triste,
inexplicable
caricatura.
3 comentarios:
esta me recuerda a alquien que yo conozco bien!
Pues así era yo hace algún tiempo, ahora me he reconciliado con la vida pero igual adoro sufrir de vez en cuado ¿lo he dicho antes? Me parece que sí.
mujer
de tierra
mujer
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