martes, 21 de agosto de 2007

Viaje al centro de mí misma

Quería hacer una crónica de mi viaje a Barcelona, pero luego me dí cuenta de que en realidad no ví Barcelona, sino que esta ciudad, como hubiera podido ser cualquier otra, fue el pretexto para realizar un viaje interior y, de paso, como quien no quiere las cosas, ver mundo. Pero sólo de soslayo, con los ojos entrecerrados.
Este viaje me sirvió para pensar y poner orden a mi vida. El efecto de viajar, dicen, es dar la sensación de que el tiempo se detiene, tomar distancia de tu realidad, distancia física que de algún modo simbólico se transforma en distancia mental, y ver las cosas claramente.
Yo ví mis problemas despejarse incluso antes de salir. Escéptica como soy siempre desconfié de la idea del viaje como solución mágica. Siempre me he opuesto a quienes piensan que viajando van a escapar de sus problemas. Pero ahora que lo he experimentado en carne propia tengo que decir que sí que ayuda, sino a encontrar la solución a los problemas, al menos a actuar con mente fría.
Lo mejor de mi viaje fueron los amigos nuevos que hice, amigos que ya son imprescindibles para mí, como Fabien, Yoyi y María, los compañeros de piso de Faby: Pedrito (cubano), Marco (italiano) y Verónica (uruguaya), quienes hicieron mi estancia más agradable y me brindaron su cariño desinteresado.
Claro que no fueron esas las únicas personas con las que interactué, también conocí a otras, algunas muy interesantes, por cierto, entre ellas a Jorge Ferrer, autor del blog El tono de la voz. Con él y con Jorge Pérez, esa mente sensible detrás del blog Segunda Naturaleza estuvimos hablando de todo un poco en un bar del barrio de Gracia (atestado a causa de las fiestas), por supuesto que el tema de Cuba y su futuro salió a colación, pero eso será otra crónica.
Cataluña me mostró su lado más amable, fue mi anfitriona sin hacerse notar demasiado, no ostentó sus riquezas, que las tiene, y me dejó recorrerla sin rumbo definido. Ya sabe ella que volveré porque lo que entreví me pareció atractivo, y esta visión ya fue suficiente para saber que la amaré por mucho tiempo.
En fín que la pasé muy bien y que ya estoy deseando volver, pero ahora hay que sentar cabeza, es lo que corresponde a esta etapa, que esperemos que no dure demasiado, ya que el orden y yo no tenemos nada que ver.
No obstante, qué bien se está en casita.









Amigos en la fiestas del barrio de Gracia.


8 comentarios:

Anónimo dijo...
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Ivis dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...
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Jorge Ignacio dijo...

Querida Ivis: el viaje como experiencia, como salir de nuestros lugares habituales, ayuda mucho, pero no es la solución, ya lo dijiste bien. Yo también hice un viaje mostrándote algo de mi ciudad, porque hay varias ciudades dentro de una. No me caben dudas de que el mejor lugar del mundo está donde uno se sienta bien. Gracias por tu mención a nosotros y no perdamos el contacto. Al fin y al cabo tú también vives en uno de los denominados países catalanes.
Un abrazo.

Yvette dijo...

que paso?
no entiendo nada.

Ivis dijo...

Jorge, gracias por todo, oye, no dejes de escribirme, quiero saber de ustedes, de vuestra vida.
Yvette, yo tampoco. Un besito guapa.
Amiga atlántica, no pasa nada, aquí me tienes para lo que necesites.
Saludos a todos.

Anónimo dijo...

¡No te quejarás del veranito que estás pasando! Saluditos.

Ivis dijo...

Pues no me quejo, sería injusta si me quejase.
Otro para tí.