jueves, 10 de julio de 2008

Intensa

Soy intensa, no puedo evitarlo.
La primera vez que reflexioné en torno a esto fue en 2005, en un verano en que organizaba las tertulias literarias de Literarte y Abilio Estévez estaba de paso por Mallorca. Ya Abilio había estado en Literarte en el verano de 2003 -en aquella ocasión había leído fragmentos de su multipremiada novela "Tuyo es el reino"- y yo, al saber que estaba de nuevo por aquí, le había llamado para invitarlo nuevamente. Pero esta vez Abilio no quería prodigarse. Se encontraba escribiendo su novela "Inventario secreto de la Habana" y había venido, como siempre que viene a Mallorca, a pasar unos días con su familia y a evadirse del bullicio de Barcelona.
Pero yo por entonces tenía sobradas energías y unas ganas tremendas de comerme al mundo. Las tertulias eran mi religión. Por eso le insistí, le llamé, lo molesté (fui una verdadera ladilla) hasta que Abilio, amable como es, accedió a venir.
Yo estaba feliz, no cabía en mí de gozo. Recuerdo que hicimos una segunda tertulia que titulamos: "La Cuba secreta", haciendo un guiño al ensayo de María Zambrano, en la que hablamos -Abilio más que yo- de la literatura cubana desde los orígenes hasta los escritores más recientes. Una tarea difícil resumir la literatura cubana, pero la tertulia salió, y yo quedé tan agradecida que invité a Abilio a venir a mi casa a cenar (a comer en buen cubano).
La noche en que por fín vino a mi casa, yo me había vuelto loca cocinando. Hice tantos platos, que mi mesa parecía una mesa buffet. Él no se quejó, al contrario, degustó con alegría las mezclas de comida cubana con mis interpretaciones de la dieta mediterránea, y ya en el postre, cuando el vino había hecho su efecto, me dijo con tono jocoso aquello de que yo era intensa. Se imaginarán mi cara de asombro; nunca me habían dicho algo así. No sabía si reírme o molestarme, pero la cara de Abilio, y sobre todo su sonrisa afable, le quitaban hierro a la ruda expresión. Al final lo asumí con naturalidad, me encogí de hombros y le dije: -Bueno, será verdad - y sonreí.
Desde entonces recuerdo con cariño aquella noche y cuando algunas veces se me desbordan las emociones, o me regodeo en mis tristezas, o me pongo demasiado circunspecta, me río para adentro y me digo: ¡hay que ver lo intensa que eres!
Por cierto, Abilio Estévez acaba de sacar una novela titulada "El navegante dormido". Si alguien quiere echarle un vistazo a una entrevista que le hicieron, que vaya aquí.

12 comentarios:

Chema dijo...

No sé cómo podría eso molestar, no? Al fin y al cabo, antónimos de intenso son apagado o débil. Es todo un elogio!!!

Rosa dijo...

Ivis, claro que eres intensa, y por supuesto que eso es un halago. Alienta siempre esa llama y contrólala para que no sea incendio devastador, mira que hay que cuidar los bosques, jeje. Me has dejado con muchas ganas de leer a Abilio, cuyo nombre oigo por primera vez, pero es tanto lo que no se, lo que no me dejaron saber! Imagínate que oí hablar de Cabrera Infante por primera vez cuando dieron la noticia de su muerte en 2005. Bueno, sigo leyendo blogs. Un beso desde Asturias,
Ana

Queseto dijo...

Ya somos dos...;) (pobre Abilio, lo que le ha tocado... jeje)

Antonio dijo...

Yo añado otro antónimo a los expuestos por Chema: extenso.

En puridad, ser intenso es ser tirante por dentro.

A lo mejor el señor Abilio estaba pensando en La Gota Fría de Carlos Vives, cuando canta aquello de: "... en mis notas soy extensoooo, a mí nadie me corrigeee..." .
Nótese que el ser extenso en este ejemplo implica la corajuda determinación de que nadie sea capaz de corregir (las notas). Nos habla un músico libre, relajado e improvisador.

Bueno, acabo con esta aproximaciones, que espero que sirvan para que nos conozcamos más todos.

Saludos intensos y tirantes :)

Ivis dijo...

Chema, es cierto, pero también intensa puede ser sinónimo de pesada :-(
Yo ana, me alegro de haberte presentado a Abilio, es un buen escritor.
Queseto, Antonio, mis saludos. Jeje.

Güicho dijo...

Ivita, dado que puedes reflexionar al respecto, tan intensa no serás, ¿o sí?

La primera vez que me topé con el término fue en Colombia. En mis tiempos en Cuba teníamos pesados, pero no intensos. De hecho nuestra intensidad era algo positivo, por aquel entonces incluso un garante reproductivo, pues imperaba el axioma del comején: Quien no talla, no come. Y sin intensidad no era posible.

Ivis dijo...

Jajaja, Güichito (que suena a bichito), tú desde luego que sabes mucho de éxito reproductivo.
Tampoco es pa tanto lo mío, afortunadamente.
Un beso.

Anónimo dijo...

Abilio, como todo caballero, sabe elegir la palabra adecuada para decir mucho sin molestar nada. Es un arte que requiere oficio. Saludos y gracias por tu amable comentario.

Ivis dijo...

Saludos a tí también y muchísimas gracias por mencionarme en tu blog Migramundo.

Betty dijo...

no es para ponerte brava el adjetivo, dígase que le entras con pasión hasta al menú;-) pero Chema tiene razón, mejor intensa que pasmá no? besitos

Ivis dijo...

Pues sí, Bettina, antes muerta que sencilla, jaja.

Ana dijo...

No conocía el significado de intensa como pesada hasta que os leí. De hecho, cuando leía el blog no entendía por qué ibas a molestarte... menos mal de los comentarios.

Desde mi significado de la palabra "intensa", creo que así es la vida, y así debe vivirse, intensamente. Es mejor pasarse a veces, que quedarte con las ganas de haberlo intentado todo.