sábado, 28 de junio de 2008

Wilmer

Yo tengo un amigo muy especial.
Su nombre es Wilmer.
Lo conocí por allá por el año 2000, cuando trabajando como conservadora de bienes culturales fui a pasar un curso de posgrado en el CENCREM. Entonces tenía yo 23 años y no sabía nada de la vida, aunque creyera lo contrario.
Cuando lo ví por primera vez, él deambulaba por los pasillos del hermoso Convento de Santa Clara, donde trabajaba como restaurador. Recuerdo que le pregunté que dónde podía encontrar a la profesora del curso que yo hacía, y él, como buen cubano, se metió conmigo y después de vacilarme por un rato me indicó el lugar y encima se ofreció para enseñarme el convento. Tenía tremenda cara de buena gente y nos caímos bien al momento. Aquella misma tarde yo le compré una pizza y se la traje de regalo, porque algo me decía que no había almorzado, además, había sido tan amable conmigo... Eso (que yo le trajera una pizza) levantó las suspicacias de sus compañeros de trabajo, que enseguida pensaron que estábamos en algo. Pero a mí me dio igual, aunque sabía que no era muy normal llevarle un regalo a alguien que acababa de conocer, el caso es que en aquella época yo era capaz de todo. Nunca fui tan libre como entonces.
Pasaron los días y aunque él insistía en los piropos yo le dejé claro mi interés. Entonces pasó algo maravilloso: nos hicimos inseparables. Nunca en mi vida había tenido un amigo así con el que se pudiera conversar de cualquier tema. Era (es) un tipo muy culto, sabía de todo, y era una delicia conversar con él de arte, de literatura, de todo lo humano y lo divino. Caminar junto a él por la Habana podía convertirse en un problema; era el personaje más conocido de toda la Oficina del Historiador, después de Eusebio Leal, gracias a que desde muy joven había trabajado allí como restaurador y a que es un extraordinario relaciones públicas.
Entonces vinieron noches de excesos, de conversar hasta las tres de la mañana a golpe de café y algún traguito, de escuchar música juntos, de intentar cambiar el mundo y blasfemar, despotricar contra la Habana entera, contra Dios y el período especial.
Aún recuerdo la noche en que le di la noticia de que me iba; estábamos en la cocina de mi casa preparando un café. Yo estaba enamorada y mi pareja viajaría en plazo breve, y yo no lo pensé dos veces y decidí irme tras él. Y así se lo había dicho, con la ligereza de quien habla de ir a una excursión, mientras esperábamos a que colara el café.
-Me voy. Le dije, y él no me contestó. Esperó a que la cafetera terminara de colar y la puso sobre la meseta. Cuando se dio la vuelta sus ojos estaban enrojecidos. Él sí que comprendía la dimensión real de mi partida.
- ¿Estás segura de que quieres hacerlo?
- Sí - le dije sonriendo. -¿Por qué lloras? -Yo no daba crédito, Wilmer es un muchacho muy sensible y yo creí que estaba exagerando.
-Todavía queda mucho para eso. - Le dije y cambié de tema por otro más interesante para mí en aquel momento.

Pasaron cinco meses desde ese día hasta que por fín pude viajar a reunirme con mi amado. En ese tiempo duro de soledad e incertidumbre, él estuvo conmigo a todas horas. Y el día que me fui fue quien estuvo hasta el último momento ayudándome en todo, acompañándome.
Desde entonces a ahora han pasado siete años en los que nos hemos visto cuando he ido de vacaciones y cada vez ha sido el último en despedirse y el primero en acudir. Su amistad siempre ha sido incondicional. Cuando yo llegaba apesadumbrada y con los ojos extraviados de rencor por tantas cosas y golpes del destino que ni él ni mi familia entenderían jamás, él era quien me salvaba con su mirada limpia y sonriente, con esos ojos de "aquí no ha pasado nada" y esa alegría del cubano que en más de una ocasión llegué a reprocharle. ¿Por qué estaba feliz si no había en ese mísero país nada de qué alegrarse? Le decía: "tienes que buscarte la vida. Aquí la gente está dormida pero fuera aquello es duro", y también: "no puedes vivir de esta manera (improvisando), tienes que hacer algo para buscar dinero y vivir mejor. La gente piensa que aquí no se puede ganar dinero pero yo creo que sí, que si buscas, encuentras". Todas estas cosas las decía yo con la convicción de tener la verdad absoluta. Y a cada sonrisa suya yo contraponía mi amargura primermundista y la supuesta dignidad que había logrado alcanzar. Ahora me escandalizaban sus historias amorosas, que él me contaba con la misma confianza con que antes hablábamos de sexo sin tapujos. Le fui cortando las alas, hasta que en este viaje pasado llegué al colmo de la torpeza: él no tenía trabajo y yo le quise pagar por un favor que me hizo de corazón. Creo que se sintió humillado. Desde entonces no ha vuelto a escribirme. Odio a este primer mundo y la estúpida creencia de que todo puede pagarse con dinero.

36 comentarios:

Unknown dijo...

Uno, navegando por este mundo inmenso de los blogs, se encuentra con entradas como la tuya. Llevo un buen rato dejándome llevar por todo lo que en el encuentro, enlaces interesantes incluidos.
Seguiré visitando este rinconcito de calma.
Un abrazo

Ivis dijo...

Hola Jan, me alegro de que te guste mi pequeño espacio virtual.
Visitaré tu blog, un saludo y que te aproveche.

Establo Pegaso dijo...

Felicidades niña y a seguir ¡Ya tú sabes!

Ivis dijo...

Elenita, guapa, gracias por pasarte. Un beso, nos vemos.

Al Godar dijo...

No te sientas mal por eso. No es un error tratar de ayudar. Cada cual en su mundo. Si es como parece una persona inteligente, te sabrá comprender.
Linda historia.
Saludos,
Al Godar

Anónimo dijo...

Ivis..volvera...Pide perdon y reconoce tu ofensa. Tu tienes un corazon limpio y eso es lo que cuenta. Por mas que tu entrenamiento y la coraza te traicionen, la esencia es la que vale
Saludos desde Texas
Julio

Aguaya dijo...

Lo mejor es decir a tiempo lo que uno piensa, disculparse si crees que "metiste la pata". Así como dice Julio, él te sabrá comprender...
Un beso,
AB

Ivis dijo...

Hola Al, Julio, Agua, eso he hecho, ahora a esperar. Todo tiene su tiempo. En el fondo yo sé que no ha cambiado nada. Gracias por sus consejos.

Anónimo dijo...

China, hoy tocado por el dolor ajeno, me aventuro a herirte. Wilmer no te llamara más, pues Wilmer ayer como yo hoy estamos enamorados de ti
Yo

Anónimo dijo...

Lo se fui crudo, rudo e insensible, pero he de prepararte, nadie te hablo por lo claro y a la distancia de ese mi comentario me siento desarmado y desalmado, provocador de supuraciones en llagas sin cerrar, inquisidor de mujeres bellas e inteligentes, y lo peor destructor del macho cavernícola insular, pero es tarde amor cuando se salido a combatir por la mujer que se ama, que es peor y aun mas difícil que ser comedido al hablar.
Yo again (por lo del spanglish miamense)

Rosa dijo...

Que lindo y que triste, Ivis. Ese tipo de amigo que dejamos atrás y que no volveremos a encontrar es de lo que más nostalgia tenemos. Espero que te escriba de nuevo y vuelva a ser el de antes. Besos,

Ana

Anónimo dijo...

Este cuento real es realmente triste. Si pudiera hablarle a él directamente le diría justo aquello que tú sabes y puedes decir mejor que yo.
Wilmer: no tienes idea de la verdad del mundo que vivimos. Nos contaminaron de farsas, falsas etiquetas morales, acorde a sus intereses de una sociedad idílica. Nos blanquearon la mente para no oír mencionar nunca a "Los 7 pecados capitales"

Faby dijo...

Ivita: Hola mamita, cómo estás? Hacía días que no podía sentarme a leerte, hoy lo he podido hacer un poquito. Sobre todo pq ayer cuando me llamaste no pude hablar contigo, ya viste donde estaba. Fue un concierto muy bonito, jamás pensé en mi vida tener a Marc A. tan cerquita de mi.
Wilmer, qué situación, no!
Recuerdas que te comenté que era medio "marimacha" cuando niña? Bueno, cuando crecí, me sucedía que me gustaba más hablar con los chicos, que me gustaba más compartir con ellos y que de amigos, también prefería a los hombres, y, con el decursar de la vida, he podido darme cuenta, que sin querer, le he hecho daño a personas que he querido muchísimo y que me han querido y me han admirado a mi...a veces he sentido que los he perdido, otras, me he sentido traicionada. Has visto que hablo en plural, pq desgraciadamente me ha pasado más de una vez.
"No entres demasiado profundo en el corazón de un amigo, no sea que encuentres en él, el egoismo" Esta frase se me quedó gravada desde los 18 años.
Pienso que las mujeres podemos ser amigas de un hombre, pero es casi, casi imposible, que un hombre sea amigo de una mujer. También pienso que la mujer se enamora más facilmente, pero el hombre lo hace de una manera más profunda. Nosotras somos muy fuertes y no nos damos cuenta, cuánto más podemos aguantar sentimentalmente que un hombre, y ellos, aunq quieran demostrar lo contrario, son más sensibles y a la vez, más básicos. (No sé si me explico)
Por otra parte Ivita, cualquier hombre se enamoraría de ti, tienes muchas condiciones para que eso suceda, eres bella por dentro y por fuera, eres inteligente, eres...mi amiguita. Por tanto, lo que ha dicho tu admirador "anónimo" puede ser una posibilidad.
Si Wilmer hubiese vivido aquí por un tiempo, entendería, que no has hecho a tus ojos, nada malo, y podría perdonarte. Pero para un cubano AMIGO, que no ha salido de La Isla de las Cotorras, no sólo le parecerá una ofensa.
A partir de este punto ya no he podido seguir expresándome y te he llamado. Me he sentido presa de dudas, sensaciones, sentimientos, melancolía. En estos días no estoy yo muy "católica"
Sólo espero que pueda Wilmer comprender lo que ha significado este cambio para nosotros, parece que hemos ganado en cosas, pero, ¿Compensa?

Betty dijo...

Ivita, no le entro a Wilmer aún, pero a partir de mañana empiezo el horario de verano de 8 a 4, y llegaré tempranito, estoy trasnochá, un beso

Ivis dijo...

Chino. Siento decepcionarte en tus elucubraciones pero Wilmer no está enamorado de mí, es mi amigo. No es que vaya rompiendo corazones por ahí, pero si te provoqué esos sentimientos, me alegro, porque es algo maravilloso enamorarse. Yo también me he enamorado de tus anónimos de cierta manera. Lástima que tenga novio ;-)

Ivis dijo...

Yo ana, esperemos. AcRey, tienes un poco de razón, pero con matices.
Faby, esa última pregunta es la gran pregunta, y yo no la he logrado resolver.
Betty, tranquila.
Besos a todos.

El isleño dijo...

Ivita, sigues teniendo ese don de escribir cosas que me gustan y de una forma que me conmueven... lo mejor es que sé que escribes así porque así lo sientes, porque escribes tal cual lo percibes, porque sabes muy bien expresar un sentimiento X, el cariño, la amistad, el amor...

cuida esa detalle, la capacidad de sentir. eso te define.

Ivis dijo...

Gracias Isleño, te echaba de menos.
¿cómo están las cosas por allá?
Un beso, hoy mismo pensé en tí, no te vas a morir.

El isleño dijo...

Es que he estado de vacaciones _una escapadita a Varadero x 1 semana, con toda la tropa incluida_ y enredado en el trabajo últimamente, con poca posibilidad de conexión, que es un bien bastante limitado por estos lares... ya lo sabes...

y nuestra Habana sigue calurosa, mucho, te extraña. Este viernes, por demás, estará solicitando tu presencia en "la noche de los libros", una feria del libro reducida a una tarde-noche, a lo largo de la calle 23. el año pasado salió muy bien, era la primera vez que se organizaba. este viernes vamos a ver si somos capaces de mantener la idea e incluso mejorarla... pero, desde ya, sé que te voy a tener por ahí cerca, cual Pepe Grillo o Campanilla, diciéndome "compra este libro que me dijeron que está bueno" o cazando narradores para hacerles una entrevista para tus blogs...

un beso de vuelta, veraniego y literario. :-)

Ivis dijo...

Me alegro de que disfrutaras de esas vacaciones, qué rico, desde que me fui no he vuelto a Varadero, debe haber cambiado mucho.
Qué envidia la feria del libro, me encantaría estar ahí. Podrías hacer una crónica y mandárnosla, como hiciste cuando la feria.
Un besote.

Betty dijo...

Acabo de conocer a Wilmer. A veces metemos la pata y esa de herir a los amigos es de las que no nos perdonamos, a mí me ha pasado y me hace sentir de espanto, pero como he leído aquí lo importante es decir lo siento con sinceridad, una amistad sólida como la que les une debe superar ese desenchuche involuntario. Wilmer, como el chico inteligente que presentas, debe comprender (luego de la primera ofuscación) que las distancias y los entornos diferentes hacen posible estos desfases, pero la esencia permanece. A lo mejor no es eso lo que lo distancia, quizás no sea incidental, quizás Wilmer no está en un terreno cómodo a esta altura contigo, chi lo sa Ivita. Ya regresará y si no, es que no era tan buen amigo como parecía. Encuentro como siempre analogías propias con tus historias, tengo un amigo de profesión y de viajes de muchos años, mi socio Migue, amigo infalible arreglando el mundo y mis ánimos como bien dices, ahora vive en Barcelona, a veces pasan meses y no le veo, ni siquiera nos escribimos, pero cuando por fin nos tomamos un café, es como si le hubiera dejado de ver ayer. Esa amistad verdadera está a prueba de meteduras de pata y de las lastimaduras del amor propio. Estará de vuelta, seguro.

El isleño dijo...

Varadero playa sigue igual: muchísimos extranjeros vacacionando y unos días de playa como para salir en una postal. riquísimos!. en los últimos años la "industria" de los alquileres de particulares _sólo para cubanos_ ha seguido creciendo velozmente y hoy tanto Varadero pueblo como Santa Marta (el pueblito que está a la salida de Varadero hacia Cárdenas) vive de ello. En cuanto al Varadero de hoteles y turistas, sí ha cambiado mucho desde el 2000 para acá, ahora los hoteles llegan hasta el mismo extremo de la península de hicacos y "se ven" bonitos... Prográmalo para cuando pases por acá nuevamente.

Y no te preocupes, que si logro unir dos frases coherentes de lo que vea el viernes literario que se nos avecina, esas te serán enviadas de inmediato, con reportaje gráfico incluido... cuenta con eso!.

Ivis dijo...

Gracias, mi sol.

Aguaya dijo...

Y si ocurre al revés y ese día Wilmer no lo tenía muy bueno que digamos y se molestó contigo "por boberías" y no ha sabido después decir "lo siento" pensando que eres tú quien está enfadada????

Ahhhhhhhhhhh, quién lo sabe! Y es que a veces los hombres piensan diferente... Va y se alegra un montón de que hayas sido tú la que haya tomado la iniciativa... y tú aquí machacándote :-)

No hay un libro famoso que se llama "Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus"??? Algo tan real!!!!!

El isleño dijo...

Ni de Venus ni de Marte, yo soy del campo!!!... :-)))

Ivis dijo...

Puede ser, Agua, él no es un santo. Es otra posibilidad. Yo le regañaba a veces con razón.
Un besito, voy a llamarlo a ver si lo localizo.

Ivis dijo...

¡No me digas que eres guajiro! A mí me encantan los guajiros, son mucho más leales que los habaneros.

El isleño dijo...

;-)))

Ivis dijo...

Amigos, ya todo está arreglado, llamé a Wilmer y para mis sorpresa no estaba molesto conmigo, el problema es que no tiene de dónde escribirme porque no tiene Internet. Perdonen la lata.

Betty dijo...

tú ves chiquita?;-D...la cosa era aún más simple!

Agua, me gusta mucho ese otro libro del estilo, muy agudo y entretenido a la vez, basado en la estructura cerebral de hombres y mujeres, ¿Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas? Está genial! Del tiro lo regalé a un socio, pero en cuanto me haga de otro te lo mando al itinerante tuyo.

en fin, qué la pasamos bien igual hablando de Wilmer;-)

Anónimo dijo...

Bueno, de esta escape
Yo

Anónimo dijo...

O sea, que uno se ausenta un momento y ya te ponen en Marte. Bonito hilo PostWilmer hacia el lado bello de la vida. Un abrazo a todos¡

Ivis dijo...

Betty, definitivamente me gusta comerme la cabeza con las cosas, pero igual era un pretexto para hablar de un buen amigo.
Anónimo, ¿no me vas a dar ni una pista de tu identidad? Aunque no te voy a negar que me encanta la intriga.
AcRey, me encanta el nuevo look de tu blog. ¿Es tu boca? Ummm.
Besitos a todos.

lapiz y nube dijo...

que bueno que hubo un final feliz y que todo fue un simple equivoco. Una historia triste, en todo caso (a pesar del final feliz).

Anónimo dijo...

Ivis. Sí. Mi boca más algunos pelos plebeyos e iracundos.

Ivis dijo...

Pues sí, Ernesto, una historia más de separaciones.
Un abrazo.